El Parlament de Catalunya ha celebrado con unos días de retraso (la fecha inicial coincidió con los estragos de la DANA en el País Valencià) y no sin trabas (el PP ha intentado evitar que este acto tuviera lugar en la cámara) el décimo aniversario de la consulta del 9 de noviembre del 2014, el 9-N. En un momento en que el independentismo ha perdido la mayoría absoluta en el Parlament y con una pérdida del apoyo electoral y menos movilización social, este acontecimiento ha servido para recordar uno de los grandes éxitos como fue la celebración de aquella consulta, en la que participaron 2.305.290 catalanes. Tanto Carme Forcadell, entonces presidenta de la Asamblea Nacional de Catalunya y después presidenta del Parlament, y Artur Mas, que en aquel momento presidía a la Generalitat, el 9-N fue "la semilla" de lo que vino después, el referéndum de autodeterminación del 1 de octubre. Aparte de Forcadell y Mas, también ha intervenido al acto al actual president de la cámara, Josep Rull. Tal como ha dejado clara Mas, la celebración de este martes, tenía que servir para rememorar las luces de aquel hito histórico, aunque también tuvo sus sombras.

¿Lecciones insuficientes?

Al inicio de su intervención, la presidenta Forcadell ha querido recordar en dos figuras: Muriel Casals, entonces al frente de Òmnium, y Joan Rigol, expresident de la cámara catalana y coordinador del Pacte Nacional pel Dret a Decidir. Una de las palabras más repetidas en esta conmemoración ha sido "unidad", en un momento en que esta brilla por su ausencia entre los partidos independentistas. "Esta unidad hizo que fuera posible", ha asegurado Forcadell, recordando, por ejemplo, la aprobación de la ley de consultas que tenía que hacer posible el 9-N con el apoyo de 106 diputados de 135, los de CiU, ERC, Iniciativa, la CUP y también el PSC, que hoy no ha asistido, al acto.

Forcadell también ha rememorado su disgusto cuando, durante un viaje por explicar la consulta ante el Parlamento Europeo y en Alemania recibió la llamada de Mas para decirle que finalmente no sería una consulta, aunque nunca perdió este nombre, sino un proceso participativo: "Volvimos a Catalunya sin ir Alemania para decidir si seguíamos dándole apoyo. Y decidimos que sí para preservar la unidad", ha explicado. Forcadell ha definido el 9-N como un "ensayo general, un paso previo" al 1-O, a pesar de lamentar que no se extrajeron bastantes lecciones como a la hora de prever la respuesta del estado. La presidenta Forcadell también ha querido recordar que a pesar de los cambios de los últimos años, la sociedad catalana se ha seguido manteniendo partidaria del referéndum como la mejor manera de resolver el conflicto político.

El cuadrado de oro del president Mas

A su vez, Artur Mas ha querido evitar entrar en la nostalgia para recordar el 9-N, ahora que hace diez años de su celebración, asegurando que a pesar de las últimas sacudidas y errores, el "sentido del proyecto" que lo hizo posible sigue vigente: "La voluntad de pasar de la autonomía a la soberanía". Mas ha centrado su parlamento en recordar lo que para él fueron los "cuatro vértices de un cuadrado de oro" que hicieron posible la celebración de aquella consulta que cambió el país, rechazando entrar en símiles marineros para evitar que se puedan hacer bromas.

El primero de estos, según el president Mas, es "el ejercicio de unas movilizaciones sin comparación y continuadas en el tiempo", empezando por la del 2012, que desbordó todas las previsiones e hizo la vuelta al mundo. El segundo, el hecho de tener un "objetivo compartido", que iba más allá de la independencia, como era el derecho al ejercicio de la autodeterminación, y no varios objetivos difusos. El tercero, "un camino compartido, con gente y visiones muy diferentes, que iguala y suma a todo el mundo que cree en aquel objetivo". Y finalmente, unos liderazgos "que superaban las visiones de los partidos, que fueron capaces de superar sus fronteras y se convirtieron en liderazgos de un proyecto entero". "Con grietas, debilidades y algunas miserias, estos cuatro vértices coincidieron", ha resuelto Mas.

Un abrazo

A su vez, el president del Parlament, Josep Rull, tampoco se ha olvidado de la unidad que permitió la celebración de aquella jornada histórica y ha utilizado el mismo Mas y David Fernàndez, entonces líder de la CUP como muestra y hoy en primera fila del acto. "La unidad, este intangible poderoso. La unidad se pudo hacer tangible en aquel abrazo. Aquel abrazo decía muchas cosas", ha rememorado Rull haciendo referencia al abrazo entre Mas y Fernàndez, a menudo enfrentados al Parlament, con visiones muy diferentes sobre como tenía que ser una Catalunya independiente, que se encontraron la noche del 9-N y que se convirtió en un símbolo.

Sin el PSC

En este acto no ha habido ningún representante del PSC. Tal como ha avanzado el partido el mediodía, los socialistas catalanes han decidido no asistir a la celebración, criticando que esta fuera un "acto institucional como tal". En palabras de la portavoz del PSC en el Parlament, Elena Díaz, los de Salvador Illa, que tampoco ha asistido, "no tendrían inconveniente en que los partidos impulsores de la consulta independentista hicieran un acto conmemorativo", fuera de la cámara catalana. En primera fila había sentados Jordi Turull, secretario general de Junts per Catalunya, representantes del Govern de Artur Mas, los presidents Ernest Benach, Laura Borràs y Anna Erra y también representantes de los grupos parlamentarios de Junts, ERC y la CUP.