Movilización casi sin precedentes en las elecciones gallegas. Al menos, hasta las cinco de la tarde. A esta hora ha votado el 49,17% del censo, poco más de un millón de personas. Esta cifra representa 6,20 puntos porcentuales más que en 2020 e, incluso, supera el total de participación que hubo ahora hace cuatro años (que fue del 48,97%). Si hoy hasta las doce del mediodía la participación había bajado con respecto a 2020 y había crecido en comparación con 2016, ahora las cifras ilustran una movilización muy superior a estos dos antecedentes. En el caso de la comparativa con los comicios de hace ocho años, el aumento es de 6,7 puntos porcentuales en el conjunto de Galicia. El crecimiento más acentuado es en Pontevedra y Lugo, siete puntos en cada provincia, mientras que Ourense es donde sube menos, con un incremento de 5,7 puntos. Si miramos más atrás, este 49,17% supera con creces la participación a esta hora en 2005 (que fue del 46,7%) y está casi al mismo nivel que la de 2009 (del 49,36%), que fueron los comicios autonómicos con más participación de la historia de Galicia.

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Si analizamos el resultado por provincias, las dos demarcaciones con más voto rural y donde el PP obtiene mejores resultados siguen liderando la participación: Ourense con un 50,19% y Lugo con un 49,75%. Las del eje atlántico, que son las que reparten más escaños y serán decisivas para los partidos de izquierdas, registran unos datos muy elevados, pero ligeramente inferiores: en Pontevedra ha participado el 49,34% del censo y en A Coruña, el 48,57%. El incremento más elevado se ha registrado en Lugo, con un crecimiento de casi ocho puntos.

 

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La participación supera la de 2005, la última vez que las izquierdas gobernaron Galicia

Hacer comparaciones en estas elecciones es complicado porque la última cita con las urnas fue en julio de 2020, en verano y en plena pandemia. Por lo tanto, conviene coger otros referentes para calibrar el impacto del segundo avance de participación. Si miramos la comparativa con 2009, el año con más participación de la historia, a las cinco de la tarde habían votado el 49,36% de los gallegos, casi la misma cifra que se ha registrado hoy. Todavía más: en las provincias de Pontevedra y A Coruña la participación ha crecido unas décimas. Por su parte, se ha reducido cuatro puntos y medio en Ourense y menos de un punto en Lugo.

Otra radiografía que se puede hacer nos lleva hasta 2005, cuando se registraron las segundas cifras más altas de la historia en unas elecciones que llevaron al PSdeG y al BNG a gobernar la Xunta en coalición. Aquel día a esta hora habían participado el 46,7% de las personas llamadas a votar, dos puntos y medio menos que este 18-F.

Por lo tanto, la lectura que se puede hacer de estas cifras, con toda la prudencia posible, es que son beneficiosas para los partidos de izquierdas, que han insistido desde primer día en que la movilización es clave para expulsar a Alfonso Rueda de la Xunta de Galicia. Y es que todo el mundo coincide en que la participación favorece a las fuerzas del cambio, en tanto que unas cotas elevadas de movilización son sinónimo que votantes que no tienden a votar al PP salen de casa.