La participación en las elecciones gallegas en las 12.00, se sitúa en el 19,32%, según ha informado la Xunta. Un índice de más cuatro puntos que el registrado a la misma hora en los comicios de 2016, cuando al mediodía había votado el 15,01% del censo.
En una breve comparecencia de prensa el director general de Emergencias e Interior, Santiago Villanueva, ha apuntado que, por provincias, Ourense es la que va por delante en participación, con un 21,49 % (3,2 puntos más que en 2016).
Le siguen la provincia de Pontevedra, que ha registrado una participación del 19,80 % (5,6 puntos más respecto a 2016); A Coruña con un 18,71 % (cuatro puntos más que en 2016); y Lugo, con un 18,14 % (2,9 puntos más)
En esta última circunscripción, la comarca de A Mariña, afectada por un rebrote de la pandemia, ha tenido un porcentaje de participación superior al 16 %. En el municipio de Burela, uno de los más afectados por la covid-19, la participación ha sido del 15,75 %, 2,6 puntos por encima de la participación del 13,1 % registrada en 2016.
Feijóo celebra que Galicia "valora la democracia"
El presidente de la Xunta y candidato a la reelección por el PP, Alberto Núñez Feijóo, ha destacado la "absoluta normalidad" en la constitución de las mesas, incluidas las de A Mariña, y la "alta participación" registrada en las primeras horas, lo que prueba, ha dicho, que Galicia "valora la democracia".
Tras ejercer su derecho a voto en el colegio Niño Jesús de Praga, en Vigo, Feijóo ha proclamado su "orgullo" por "la responsabilidad de este pueblo" y por "el mensaje que está dando de participación" en éstas las primeras elecciones, junto con las del País Vasco, que se celebran en el contexto de nueva normalidad.
Mascarillas, colas y vigilancia extrema
Galicia vive este domingo unas votaciones atípicas marcadas por la crisis sanitaria del coronavirus. Con mascarilla y sin contacto los gallegos acuden a sus colegios electorales, en varios de los cuales ya por la mañana se han formado largas colas, vigiladas por voluntarios que velan por la salud.
Los gallegos entran de uno a uno a los recintos electorales cuyas puertas estan vigiladas por dos representantes de la administración que, aparte de hacer su habitual trabajo de recuento de datos, se han prestado voluntarios para controlar las condiciones sanitarias.
A los votantes que no llevan mascarilla o visten una casera de tela, se les proporciona una quirúrgica.
Todos los electores deben desinfectarse las manos con gel hidroalcohólico al entrar y al salir, pero también disponen de una buena cantidad de guantes para entregárselos solamente a aquellos que sean alérgicos a algún componente del gel.
Cuando un elector se acerca a su urna correspondiente deposita su DNI en una bandeja puesta encima de la mesa, que el presidente mira sin contacto. Dice su nombre y los vocales ejercen su función con normalidad. Una vez verificada su identidad, el ciudadano deposita su papeleta.
Nada de cortinas en este 12-J, pues se consideran un posible foco de contagio. Esta vez, para seguir asegurando la intimidad, hay dos paneles de espaldas a la gente, con los votos de cara a la pared.
Así es como los gallegos hacen frente al coronavirus y al calor en un 12-J histórico y atípico.