Roma ha vivido un fin de semana de caos y batallas campales con la policía, grupos de antivacunas y militantes fascistas como protagonistas. Todo empezó con la convocatoria de protestas en diferentes ciudades italianas contra las medidas del ejecutivo para gestionar la crisis sanitaria, en especial contra la implementación del pasaporte covid.
Numerosos militantes del movimiento fascista Fuerza Nueva se sumaron a las manifestaciones organizadas por los grupos antivacunas para este pasadp sábado, que en Roma consiguieron juntar en torno a unos diez mil manifestantes. Todos estos disturbios han llevado a hacer un frente común, de la gran mayoría de partidos italianos, para pedir la prohibición de los partidos fascistas en el país. Una de las peores consecuencias de la manifestación violenta del sábado se la llevó el sindicato mayor del país, el CGIL, que sufrió un asalto a su sede.
Después de un fin de semana de disturbios, el Partido Demócrata italiano (PD), la formación progresista más grande del país, ha presentado al Parlamento una moción para pedir la ilegalización de los movimientos fascistas. La moción, que se ha llevado al Senado y a la Cámara de los Diputados, insta al gobierno de Mario Draghi a "seguir el dictamen constitucional que prohíbe la reorganización del ya disuelto Partido Fascista" adoptando las medidas que sean necesarias. En concreto se pide ilegalizar el movimiento Fuerza Nueva.
Los firmantes de la moción, Simona Malpezzi y Debora Serrachiani, portavoces del Partido Demócrata, han pedido la firma de "todas las fuerzas políticas auténticamente democráticas" a fin de que la moción se apruebe cuanto antes mejor.
La iniciativa ya tiene el apoyo confirmado del Movimiento Cinco Estrellas, el líder del cual, Giuseppe Conte, pidió "una acción judicial rápida", y Silvio Berlusconi llamó al secretario general de la CGIL, Maurizio Landini, para darle apoyo. Por su parte, varios ministros del gobierno también se han mostrado favorables a la propuesta.
Heridos y detenciones
Las protestas del sábado acabaron con fuertes encontronazos con los antidisturbios en el centro de Roma, con agentes heridos y una docena de detenidos, entre ellos los líderes de Fuerza Nueva, Roberto Fiore y Giuliano Castellino.
La moción justifica la disolución de los movimientos fascistas ya que van en contra de una de las disposiciones finales de la constitución italiana de 1948, que prohíbe la reorganización "bajo cualquier concepto" del Partido Fascista de Benito Mussolini.
Además, leyes posterior como la 645 de 1952 excluyen de la vida pública "todas aquellas asociaciones, movimientos o cualquier grupo no inferior a cinco personas que persiga finalidades antidemocráticas propias del Partido Fascista exaltando, amenazando o utilizando la violencia como método de lucha política".
Los precedentes
Esta norma ya permitió en el pasado la ilegalización de otros partidos, como Ordine Nuovo en 1973, Avanguardia Nazionale en 1976 y Fronte Nazionale en el 2000. Además, el Tribunal Supremo italiano, en una sentencia de enero de 2010, estableció que "a pesar del fin del régimen fascistas sobreviven asociaciones y organizaciones políticas que, como Fuerza Nueva, se inspiran en esta ideología".