El plenario del congreso fundacional de la nueva CDC ya ha escogido nombre: Partit Demòcrata Català (PDC). En una votación en segunda vuelta, en la que primero ha quedado descartado Junts Per Catalunya (433 votos), la opción defendida por algunos dirigentes del partido en las últimas horas se ha logrado imponer ante Partit Nacional Català (PNC) por dos centenares de votos (871 contra 657).
Durante las votaciones, el expresident de la Generalitat Artur Mas y el actual presidente, Carles Puigdemont, se han decantado primero por JxCat y posteriormente por PNC. El viernes se formó un motín para descartar las dos propuestas de nombres de la dirección (que había mantenido en la más estricta confidencialidad hasta una hora antes de comenzar): Més Catalunya y Catalans Convergents. Entonces, el coordinador del congreso, Francesc Sánchez, ya salió en rueda de prensa a admitir el error en el procedimiento y aseguró que se había hecho autocrítica y "Mas, el primero".
Los que sí que habian expresado su preferencia por el PDC eran el conseller de Territori i Sostenibilitat, Josep Rull, y el de Cultura, Santi Vila. Rull, visiblemente satisfecho, ha afirmado que "es un nombre normal para un país normal". Vila, por su parte, ha celebrado la esencia liberal y progresista.
Baile de nombres
El método fue imprevisto. La dirección pretendía dejar resuelta la cuestión nominal el viernes por la noche, pero el rechazo, también por parte de destacadas figuras del partido como el ex alcalde de Barcelona, Xavier Trias, obligó a la mesa a crear una comisión específica que analizara la cuestión.
Así, durante todo el sábado, hasta 300 inscritos se reunieron para abordar la cuestión y hacer propuestas alternativas que generaran consenso. Al final, las propuestas oficialistas se aparcaron y en su lugar se erigieron las tres alternativas votadas este domingo, después de superar el 60% de apoyo mínimo fijado.
Para la consellera de Presidència y portavoz del Govern, Neus Munté, se demuestra que "somos un partido nuevo que hace las cosas diferente". En declaraciones desde los pasillos del Centre de Convencions Internacionals de Barcelona ha señalado que la elección ha sido "revolucionaria", y que ya siente como propio el nombre, a pesar de apostar en primera instancia por JxCat.
Posible conflicto
La elección puede tensar la relación con los soberanistas escindidos de Unió, Demòcrates de Catalunya, que ayer amenazaron con denunciar a los convergentes por apropiación de marca. Y ahora que la militancia convergente ha decidido tomar la directa, los de Toni Castellà, deberán decidir el lunes cómo entran en el enfrentamiento legal.
"Tranquilos, que no somos competencia", les respondía ayer el coordinador del congreso, Francisco Sánchez, instándoles a rebajar la tensión. Seguramente el sentido del voto de Puigdemont y Mas haya tenido en cuenta este aspecto, y es que algunos dirigentes de Demòcrates como la expresidenta del Parlament Núria de Gispert han asistido en esta última jornada para mirarlo de cerca.
Al margen de esto, sin embargo, la celebración de la militancia ha sido de fiesta total. El anuncio del recuento ha hecho estallar la sala en aplausos y gritos de independencia. La cosa parecía tan empatada que había quien, en la sala y la mesa, rezaban en voz alta para que la cosa no acabara con empate (como el famoso de la CUP en la asamblea de Sabadell, y que generó mucha crítica feroz) .