Pasqual Maragall fue el alcalde que transformó Barcelona y la proyectó al mundo. El alcalde de los Juegos. Un político de discurso transversal, hijo de la burguesía barcelonesa i máximo exponente del catalanismo progresista. El único dirigente socialista capaz en su momento de plantar cara a la hegemonía convergente de Jordi Pujol. En la complejidad de Maragall está el origen de su éxito pero también el ingrediente más volátil de un perfil altamente explosivo e imprevisible. En definitiva, un político que tuvo que encajar no pocas inomprensiones pero que 20 años después aparece como una combinación ganadora que todos los partidos intentan imitar.
Como en un juego de espejos, las diferentes versiones de Maragall se están reproduciendo en buena parte de las candidaturas que se presentan a las próximas municipales en la ciudad de Barcelona. El ejemplo más claro es su hermano Ernest Maragall, el último nombre que se ha apuntado en la lista oficial de candidatos para concurrir a los comicios del 19 de mayo en la capital catalana. El hombre de máxima confianza del exalcalde y expresident, el auténtico Maragall, según una máxima socarrona del hermano mayor. El actual conseller de Exteriores, que a los 75 años ha constatado cómo la complejidad del momento lo ha proyectado como referente del independentismo progresista, es la apuesta de ERC para las municipales y algunas voces apuntan que podría acabar siendo el candidato de una lista unitaria del soberanismo.
A la misma responsabilidad aspira otro notable maragaliano, el exconseller y actual delegado de la Generalitat en Madrid, Ferran Mascarell. También Mascarell acompañó a Maragall a la alcaldía como concejal y también con él cruzó al otro lado de la plaça Sant Jaume el 2003, para ser conseller de Cultura del tripartito. No obstante, Mascarell, como Maragall, fue desconectando de la órbita del PSC de José Montilla, cada vez más controlado por el aparato del partido, y cuando Artur Mas llegó al Govern, entró en el ejecutivo convergente como responsable de Cultura. Esta maniobra, que pretendía otorgar al gobierno de Mas un perfil progresista, provocó profunda irritación entre los socialistas catalanes.
La sombra de Maragall, sin embargo, no se proyecta sólo en antiguos colaboradores. También el candidato de Ciudadanos in péctore, Manuel Valls, intenta apuntarse a la herencia política del mítico alcalde. No lo esconde. De hecho, lo confiesa abiertamente cada vez -que no son pocas- que reivindica la Barcelona de Maragall. El político francés, que también recorrió la mayor parte de su carrera política bajo siglas socialistas, se ha dedicado a fichar a algunos de los miembros más próximos del equipo del exalcalde, como Xavier Roig, el omnipresente y discreto jefe de gabinete que durante años lo blindaba en el Ajuntament. Valls no quiere quedar atrapado dentro de la formación naranja y ha apuntado la voluntad de encabezar una plataforma abierta que evite las siglas de partido, en la línea de los Ciutadans pel Canvi, con que Maragall camufló en la carrera a la Generalitat el puño y la rosa de un PSC profundamente desgastado.
Tampoco la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, renuncia a encarnar la herencia de Maragall. La actual responsable del consistorio evoca la figura del político socialista cada vez que tiene oportunidad. "Nadie duda de que ha sido el mejor alcalde que ha tenido Barcelona", ha repetido en múltiples ocasiones. Públicamente la alcaldesa ha asegurado que su equipo ha asumido los deberes que Maragall dejó pendientes en el consistorio y se ha reivindicado sin ambages como el relevo de su legado.
Mientras los laboratorios electorales preparan clones del exalcalde, en la línea de salida de las municipales la marca PSC con que Maragall consiguió ganar las elecciones aparecerá solamente en el dorsal de Jaume Collboni. El PSC se enfrentará a los múltiples desdoblamientos de su dirigente más emblemático justo en el momento en que la transversalidad que le hizo grande ha saltado por los aires en medio de un proceso independentista que le ha obligado a renunciar a algunas de sus famosas almas. A favor de este candidato estará, sin embargo, la potente presencia del socialismo en el gobierno de Madrid.