El PDeCAT ha admitido este que el acuerdo para intentar una confluencia con el partido de Carles Puigdemont, Junts per Catalunya, "es hoy más difícil que ayer". Así lo ha dicho el portavoz de los demócratas, Marc Solsona, en declaraciones a TV3, después de que el expresidente de la Generalitat haya anunciado desde el exilio de Bruselas que rompe el carné del PDeCAT.
Después de Puigdemont, otros pesos pesados del partido, como los presos, cuatro consellers del Gobierno o la mayoría de diputados, también se han dado de baja. Con todo, Solsona ha afirmado que el nuevo escenario no tiene que ser incompatible con que los máximos dirigentes de las dos formaciones sigan hablando, y ha asegurado que le consta que lo hacen.
Solsona ha reiterado que la pugna judicial que ha supuesto la gota que ha hecho tirar el vaso de la paciencia de Puigdemont y sus acólitos es un tema "muy técnico" sobre los poderes registrales de la marca Junts per Catalunya. En ningún caso ha admitido "como se ha interpretado con mala intención" que se haya querido llevar ante la justicia Puigdemont o los presos.
Por eso ha defendido que, después de "constatar" que JxCat y PDeCAT son "dos partidos" es "legítimo" que haya gente que se dé de baja. En todo caso, Solsona ha dado por hecho que los caminos tarde o temprano se tienen que acabar encontrando. Y por eso ha desvinculado el enfrentamiento jurídico-administrativo con la relación que puedan tener en el partido las dos formaciones. "Eso no tiene que ser incompatible" con que los máximos responsables de ambas formaciones, Carles Puigdemont y David Bonvehí, "sigan hablando, y nos consta que lo hacen".
Sea como sea, y más allá del desenlace de la polémica, Solsona ha asegurado que el PDeCAT siempre ha contribuido a las elecciones, y ha dado por hecho que esta vez también lo hará, con independencia de la fórmula que se acabe adoptando.