Lo que tenía que ser un debate puramente energético en el Senado para confrontar modelos se ha convertido, como era de esperar, en un duelo tenso y cargado de reproches y acusaciones que pone el punto de partida hacia la carrera electoral del 2023. La primera reyerta pública entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. El caso es que el presidente español ha aprovechado el tiempo ilimitado del que ha dispuesto (dos horas y veinte minutos contra los 26 minutos que ha tenido el líder del PP) para coger ventaja y, sin miramientos, se ha esforzado por desmontar y desgastar la imagen de solvente que arrastra Feijóo. En la réplica al líder de la oposición, el jefe del ejecutivo ha puesto la directa y se ha quedado a gusto con el papel del Partido Popular desconfiando del plan de Feijóo para mitigar los efectos de la inflación y se ha preguntado: "Es insolvencia o pura mala fe"?.
Con el cuchillo en la boca, Sánchez ha acusado al PP de "criticarlo todo, incluso aquellas medidas que copian gobiernos conservadores, liberales y socialdemócratas, como la excepción ibérica que Ustedes tildan de estafa". No ha tenido bastante porque, según ha interpretado, Feijóo "ha dedicado la intervención a atacar el gobierno, a poner miedo a los españoles, no ha presentado ninguna propuesta seria". Para remachar el clavo, ha acusado al gallego de "desentenderse del futuro del país" y denunciando que el único interés del PP, primero con la pandemia y ahora con la guerra, es "intentar socavar y derrocar el gobierno de España". Y delante de eso ha concluido que "fracasará tal como fracasó Casado en su intento de doblegar al ejecutivo".
Sánchez tranquiliza: "No habrá escenas apocalípticas"
En la intervención inicial, el presidente español ha querido tranquilizar la ciudadanía delante de un invierno que se augura complicado. "Se implementarán recomendaciones" ha dicho, sin embargo "no habrá ni medidas drásticas ni apagones ni racionamiento de butano ni las escenas apocalípticas que evocan la derecha y lo extrema derecha". Aun así, ha reconocido que será el invierno de la incertidumbre: "No sabemos qué pasará, nadie sabe qué pasará y probablemente Putin tampoco sabe qué pasos dará" para después añadir que "lo que estamos haciendo es prepararnos para lo peor, que es Rusia cierre el grifo en el gas ruso".
Tal como ha hecho este lunes en un acto ciudadano, Pedro Sánchez ha vuelto a cargar contra el poder y la influencia de las grandes empresas, la banca y energéticas sobre la política y la vida de las personas. Ha sido todavía más contundente: "No dejaremos que ninguna empresa ni persona se lucre con esta crisis por muy poderosos que sean, por muy ilustres que sean sus apellidos o por su parentesco con un dirigente político". Segúnel jefe del ejecutivo, "algunos se han creído que España es suya y les demostraremos que no es así". La Moncloa insiste en la idea que hace meses que persigue y con la que se quiere presentar a la carrera electoral de 2023: "En España existe democracia y manda la voluntad popular, que se expresa en el Senado y en el Congreso. No se decide en cenáculos madrileños". Sin embargo, ante los murmullos de la bancada de la derecha, tampoco ha querido hacer sangre: "No tenemos ninguna animadversión hacia las grandes empresas, son un orgullo para el país aunque pensamos que tienen que ayudar".
Ayuda a la industria electrointensiva
Sánchez también se ha reservado un anuncio. La exceción ibérica también ayudará a las empresas electrointensivas que consumen grandes cantidades de gas. Se les aplicará el mecanismo de manera temporal y, según ha detallado, "es una medida excepcional solicitada por la industria y que beneficiará sectores como la cerámica, la química o el textil y que representan el 20% del PIB industrial". El PP ha acusado de inmediato Sánchez de copiarles otra propuesta.