Pedro Sánchez ha vuelto a pasar este jueves de puntillas por encima del Sáhara Occidental. No lo ha mencionado, pero ha hecho referencia al territorio; y ha sido para certificar que España lo da por entregado de manera total a Marruecos, sin referéndum de autodeterminación saharaui y convertido en una autonomía marroquí. "Evitaremos todo aquello que sabemos que ofende a la otra parte, especialmente lo que afecta a nuestras respectivas esferas de soberanía," ha señalado el presidente del Gobierno en la sesión plenaria de la reunión de alto nivel que han celebrado esta semana los dos países.

 

Sánchez ha pronunciado su discurso ante el primer ministro marroquí, Aziz Akhannouch, y ha afirmado que la reunión que han mantenido los dos estados este miércoles y jueves ha servido para inaugurar "una nueva etapa" en la relación bilateral. "Hemos asumido un compromiso de respeto mutuo con respecto a nuestro discurso y práctica política", ha señalado; en referencia, sobre todo, con respecto a cuidar las fronteras de unos y otros. Asimismo, el presidente socialista ha añadido que las relaciones hispano-marroquíes tienen que ir más allá de la "vecindad", con un gran sentido de la "responsabilidad". Sánchez ha destacado la "convicción profunda" de su ejecutivo de "el enorme potencial" que tienen las relaciones entre los dos países. Los acuerdos, ha aseverado, servirán para desplegar "una asociación económica avanzada" con "nuevos proyectos de inversión" española en Marruecos.

A pesar del plantón que le hizo este miércoles el rey de Marruecos, Mohamed VI, a Pedro Sánchez, el presidente español no ha hecho nada más que dedicarle unas palabras de agradecimiento en la declaración institucional que ha hecho después de la sesión plenaria. En referencia a la invitación que le hizo en monarca marroquín a Sánchez, ha asegurado que la agradece y la acepta. Dicho esto, ha aprovechado su intervención para destacar la firma de acuerdos que "buscan abrir vías de migración regular" entre España y Marruecos. 

Es el primer encuentro de alto nivel que celebran España y Marruecos desde hace ocho años. Las relaciones entre estos dos países han sufrido fuerzas sacudidas en los últimos años, especialmente desde la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa. El presidente del Gobierno, cuando llegó al cargo, rechazó hacer su primer viaje oficial al país norteafricano, lo que se había convertido en una tradición. En cambio, apostó por estrenarse en Portugal.

Las relaciones se tensaron todavía más cuando en el 2021, el líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, fue hospitalizado por coronavirus en un hospital de Logroño. Fue ingresado bajo una identidad falsa, para no encender las alarmas marroquíes. Pero una vez se filtró que el líder saharaui estaba siendo tratado a escondidas en España, Marruecos tiró más leña al fuego, provocando una crisis migratoria en el estado español; abriendo las fronteras y dejando que entraran en el país centenares de inmigrantes.

Las relaciones bilaterales sufrieron un giro revulsivo en favor de su salud —y en detrimento de los saharauis— cuando Pedro Sánchez envió una carta a Mohamed VI afirmando que el proyecto de autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental es la mejor propuesta para solucionar el conflicto que vive el país desde hace años; desde que España abandonó el Sáhara en los 70' sin haber celebrado el referéndum de autodeterminación prometido por el gobierno franquista, en plena descolonización de África.

Sesión plenaria de la reunión de alto nivel en Marruecos / Foto: Europa Press