"Catalunya es profundamente europeísta. El independentismo catalán es profundamente europeísta". Este es el mensaje que ha querido subrayar con marcador el president Pere Aragonès este martes en París, una plaza complicada, donde se ha desplazado para participar en un debate del foro empresarial más importante. El jefe del Govern no sólo ha dejado claro el europeísmo de la sociedad catalana, sino que ha recordado la "contribución" que Catalunya puede hacer a la Unión Europea, especialmente en el ámbito energético. Es por eso que ha defendido tener voz directa como un estado más de unos hipotéticos "Estados Unidos de Europa" tras ejercer el derecho de autodeterminación de forma negociada con el Estado.
El presidente de la Generalitat ha participado del debate Autónomos o independientes, pero sobre todo europeos, organizado por MEDEF, la principal patronal francesa. Le han acompañado el presidente de Córcega, Gilles Simeoni, más próximo a las tesis de Aragonès, el exprimer ministro francés Bernard Cazeneuve y la vicepresidenta de Guadalupe, Marie-Luche Penchard. También tenía que participar el actual ministro del Interior, Gérald Darmanin, pero finalmente ha tenido que excusar su ausencia.
Pere Aragonès ha abierto el debate presentando el movimiento como "independentista catalán y federalista europeo" y ha querido trasladar su mensaje a Europa: Catalunya tiene que ser un estado de pleno derecho como el resto. "Nuestro proyecto tiene sentido en el marco de la Unión Europea. Queremos ser un estado de los Estados Unidos de Europa que muchos soñamos", ha defendido al dirigente republicano. En este sentido, ha reivindicado la "contribución" que puede hacer hoy Catalunya ante los retos que tiene Europa, aportándole "autonomía" en el ámbito tecnológico o energético. "El pueblo catalán quiere tener directamente su voz y la solución es hacerlo como estado miembro de la Unión Europea", ha asegurado el president de la Generalitat, que ha avisado de que "hay que dar una respuesta" al conflicto catalán que pasa por una "autodeterminación negociada y acordada".
El presidente catalán también ha hecho un repaso de la situación: "En octubre del 2017 hubo un referéndum sobre la independencia que no fue acordado con el Estado. Hubo un proceso judicial que comportó el exilio del presidente Puigdemont y la prisión de miembros del Govern". Y ha redoblado la apuesta por el diálogo: "Ahora hemos reanudado un proceso de negociación entre el gobierno catalán y el Gobierno. Nuestra propuesta es que haya un referéndum donde las dos partes respeten el resultado".
Dicho todo eso, sin embargo, Aragonès ha remarcado que la respuesta tiene que ser "singular" para Catalunya. A pesar de la "complicidad" con Simeoni, ha evitado entrar en el debate sobre la respuesta que Francia tiene que dar al conflicto con Córcega. Se ha limitado a expresar "respeto".
Córcega quiere autonomía
A pesar de las afinidades, el discurso corso ha sido marcadamente diferenciado. Durante el debate, Gilles Simeoni ha reivindicado un estatus de autonomía como el que tiene ahora Catalunya en el Estado español, una "capacidad de producir normas pero integrados en la República francesa". Simeoni ha defendido una "lógica de unidad y diferenciación" y también ha reivindicado el europeísmo: "No opongo la República y sus valores y el pueblo corso. No quiere decir girar la espalda a Europa. Queremos una Europa más fuerte, más solidaria, más generosa".
El París jacobino no es una plaza fácil para el independentismo. El único aplauso durante el debate se lo ha llevado el exprimer ministro francés Bernard Cazeneuve. Ha sido cuando, en respuesta a Simeoni, ha asegurado que "para mí sólo hay un pueblo, que es el pueblo francés".