"Nos gustaría mucho no tener que hacer este este, pero es necesario". De esta manera ha arrancado su intervención la periodista Sara González, que este lunes ha moderado un acto sobre el ciberacoso a las mujeres periodistas. "Nos gustaría no tener que hablar de una forma, otra más, de violencia contra las mujeres periodistas, que se suma al acoso sexual y la brecha salarial ya preexistentes". Ha sido un acto conjunto del gremio en el Parlament de Catalunya, con participación de la Asociación de Mujeres Periodistas de Catalunya, el Colegio de Periodistas, el Sindicato de Periodistas, el Colectivo Ciutadella y el Grupo de Periodistas Ramon Barnils. El auditorio de la cámara catalana se ha desbordado para lanzar un grito de alerta. Solo un dato, extraído de una investigación hecha por la Unesco: hasta el 73% de las mujeres periodistas han sufrido el ciberacoso. Una violencia que, como han denunciado las ponentes, es "cada vez más recurrente". Y han coincidido en que no servicio "no mires Twitter". Por eso han considerado poner en marcha el hashtag #ProuAssetjamentPeriodistes.
Cada vez son más los casos de las mujeres periodistas catalanas que se ven atacadas en las redes sociales para hacer su trabajo, que son señaladas por determinados entornos políticos y sus seguidores. Le ha pasado a todas las ponentes y moderadoras de este acto. Pero también ha pasado en otros ámbitos, como el Congreso de los Diputados con la irrupción de la extrema derecha, donde ha hecho que cada vez más jóvenes periodistas se vean exposadas en campañas de señalamiento y acoso.
En la mesa redonda, moderada por Laura Aznar, Cristina Puig ha recordado su etapa como presentadora del FAQS de TV3, que sufría cada semana. "Todavía estoy averiguando qué pasó. Hemos normalizado el bullying de toda la vida. El linchamiento en las redes sociales sigue siendo bullying, pero lo dejamos pasar", ha alertado la periodista. En su caso, ha denunciado "noticias falsas" que acumulaban miles de retuits. También ha confesado cómo se sentía sola y desamparada: "Te hacen sentir indigna, que no mereces hacer este trabajo. Lo más grave es como en privado el pésame y en público hay silencio. Me he sentido muy sola". Ha pedido denunciar públicamente y "hacer pasar vergüenza" a los ciberacosadores.
Desde otro espacio, Gemma Herrero, periodista deportiva, ha explicado cómo se trabaja en un ámbito tan masculinizado: "El fútbol es su juego. ¿Qué sabrás tú? Les saca de sus casillas, por hablar de fútbol y por ser mujer. A un hombre no le dirían las cosas que me han dicho a mí. Y cada vez que lo hablo con otras mujeres, es lo mismo". La comunicadora freelance ha admitido que "a veces te hundes porque no te sientes digna" y que, a pesar de ir "más preparada que nadie", ha llegado a tertulias "temblando". Ha relatado cómo el señalamiento es constante y tiene identificado algún instigador: "No es un adolescentes con granitos. Es un abogado".
La exdirectora de TV3 y de El Matí de Catalunya Radio no tiene cuentas personales a las redes sociales, pero las utiliza y también ha sufrido campañas en Twitter. Y ha querido reflexionar sobre su caso: "Una cosa es estar en el mundo público y la otra es ser okupa. La historia empieza cuando les sustituyes (a los hombres) (...) Cuanto más poder ocupas, más rápido se organiza el ejército para sacarte de la posición que 'okupas'". Terribas ha instado a denunciar a todos y cada uno de los casos de ciberacoso: "Cuanto más denuncias haya... Solo estará en la agenda si se convierte en un problema para las instituciones. La presión, presión, presión hará que acabe teniendo respuestas institucionales".
En la misma línea, Adriana Oltra ha admitido una relación de acercamiento-alejamiento de las redes sociales, porque ya hace diez años veía que era un "lodazal" y muchas veces ha decidido no mirarlo. La presentadora de Els Matins de TV3 ha señalado el "síndrome de la impostora" que acaban sintiendo muchas profesionales del periodismo: "Quieren que tiembles y no acabes haciendo bien tu trabajo". También ha instado a los compañeros periodistas a revisar lo que está pasando: "Yo ya me he revisado". Ha alertado de que no se puede retroceder ni un paso: "Los derechos humanos no se debaten, se defienden".
La vicepresidenta primera en funciones de presidenta del Parlament, Alba Vergés, ha dado la bienvenida al acto denunciando "el escarnio público gratuito contra mujeres que solo ejercen su profesión", unas "violencias de todo tipo que demasiadas veces se ejerce con total impunidad, descarada y destapa". Se ha fijado en otro ámbito, la dimisión de la primera ministra neozelandesa Jacinda Ardern. Al fin y al cabo, mujeres con exposición pública: "Si fueran hombres, no lo hubieran sufrido".
El acto ha acabado con la lectura de un manifiesto, a cargo de las periodistas Mònica Hernández, Núria Orriols, Elena Garcia, Carme Rocamora y Gemma Garcia. El texto denuncia cómo estas violencias amplificadas se han visto por la "impunidad" de los acosadores y señala la "indefensión" de las víctimas por falta de mecanismo legales, por el corporativismo y por la "poca implicación" de las empresas periodísticas. Hace falta "denunciar, señalar y combatir" en lugar de ser una "correa de transmisión".
Herramientas desde la profesión
En nombre del Colegio de Periodistas, Magda Gregori ha denunciado como este acoso, a menudo desde el anonimato, va más allá de su trabajo y ataca "nuestro físico o nuestro entorno familiar y de amigos". En este sentido, ha anunciado que el Colegio pondrá en marcha un punto lila "en las próximas semanas" para acompañar a las víctimas de este tipo de acoso. Laia Serra, del Sindicato de Periodistas, ha reclamado que las empresas tengan planes de igualdad, que "se tienen que cumplir y tienen que ser efectivos". Por su parte, Elisenda Rovira, del Grupo de Periodistas Ramon Barnils, ha explicado que desde el grupo ofreciera formación con profesionales diversos para ayudar periodistas a que sufran ciberacoso. "Si supiéramos cuántas periodistas catalanas han sufrido, se nos pondrían los pelos de punta", ha alertado. Todas han coincidido en la necesidad de unas instituciones al lado de las mujeres.