Alicia Quilez, oncóloga andaluza, denunció en el ABC que había perdido su plaza como médico en Ibiza para no certificar contar con el nivel B2 de catalán. Esta se convirtió en una de las noticias más leídas del diario y levantó polvareda en las redes, sin embargo, el caso de Quilez es bastante diferente de lo que ella dibuja, tanto es así que la Conselleria de Salut de las Islas Baleares han desmentido las acusaciones de la médico. Según informa el Periódico de Ibiza y Formentera, Quilez obtuvo la puntuación más baja entre los participantes en el examen para conseguir la plaza fija, una nota que no tiene nada que ver con que no acredite el nivel B2, ya que otros aspirantes que tampoco cumplían este requisito han sacado mejores puntuaciones.
Hay varias cosas en la historia que explica Quilez que hacen aguas. Por una parte, la doctora andaluza no trabaja en Ibiza desde hace más de dos años, es decir, no "perdió" la plaza como afirmaba. De hecho, la Conselleria de Salut apunta que nunca tuvo plaza fija. Por otra parte, Quilez obtuvo una puntuación de 44,41558, la más baja entre todos los aspirantes, como han denunciado varios usuarios en las redes.
El sector sanitario y el catalán: otros casos de catalanofobia
No es la primera vez que los profesionales de la medicina protestan por el uso del catalán en su espacio de trabajo. Hace más de un año se hicieron virales las quejas de una enfermera del Hospital de Vall d'Hebron. En un vídeo en TikTok, Begoña Suárez denunciaba que para acceder a las oposiciones de enfermería en Catalunya es necesario acreditar un nivel C1 de catalán. La joven afirmaba en el vídeo: "Se sacará el C1 de catalán, mi madre, yo no lo haré". La enfermera acabó siendo despedida del Hospital Vall d'Hebron, que en su momento mostró su rechazo a estas quejas.