La casa de la ministra de Educación, Isabel Celaá, en el barrio de Neguir en Getxo (Vizcaya) ha aparecido hoy con pintadas en las cuales se pide que deje el cargo.

En la puerta, hay una columna en cada lado y en una se puede leer el apellido de la ministra, mientras que en la otra la palabra dimisión. Ambas, escritas con pintura roja.

Apoyo del PSE-EE

El partido socialista de Euskadi ha dado su apoyo a la ministra. "Las reglas de la democracia, por la que los socialistas hemos luchado durante décadas en Euskadi, no admiten comportamientos de este tipo, que sólo buscan la crispación y son una cara más de la intolerancia que hemos padecido y que no ha podido doblegarnos", ha indicado el PSE-EE en un comunicado. 

"Vamos a seguir firmes en la defensa de las libertades y de las políticas progresistas. Están muy equivocados los que, con comportamientos fascistas de este tipo, que condenamos firmemente, pretenden amedrentar a todos los socialistas y, muy especialmente a una compañera de trayectoria intachable y servicio público ejemplar”, ha destacado Migue Ángel Morales, secretario de Organización del PSE-EE.

Celaá viajó de Madrid a Bilbao para ir al médico

El pasado viernes, Celaá recibió duras críticas de PP, Cs y Vox porque abandonó Madrid justo cuando el Gobierno decretó el estado de alarma para confinar perimetralmente nueve ciudades de la comunidad, entre ellas la capital, por el incremento de casos de coronavirus.

La ministra se encontraba el jueves en Bilbao, donde tiene su residencia habitual, porque el viernes tenía que participar en un acto con el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y la presidenta de Navarra, María Chivite. Ahora bien, este acto fue anulado a raíz de que el viernes se celebró un consejo de ministros extraordinario para decretar el estado de alarma en Madrid, cosa que obligó a Celaá a desplazarse a primera hora de la mañana a esta ciudad.

 Personas pasean por el barrio madrileño de Moratalaz este fin de semana, después que se decretara el estado de alarma / EFE

Ahora bien, la ministra tuvo una indisposición, por lo cual decidió retornar a Bilbao donde tiene su residencia habitual para asistir a la atención primaria que acude normalmente. Precisamente, la asistencia sanitaria es una de las excepciones en la cual el estado de alarma contempla la movilidad.

No es la primera vez que un miembro del Gobierno es víctima de pintadas en el domicilio donde se encuentra. Este verano, el vicepresidente Pablo Iglesias y la ministra de Igualdad, Irene Montero, tuvieron que suspender sus vacaciones en Felgueras (Asturias), en el Valle de Lena, después de recibir varias amenazas a través de las redes sociales. Además, apareció una pintada en la carretera que llevaba a la casa donde se encontraban alojados. En esta decía: "Coletas rata".