La gobernabilidad en España y las investiduras de presidentes del Gobierno se han complicado desde la entrada en el Congreso de los Diputados de Podemos y Ciudadanos, ahora ya hace ocho años. Por mucho que Sumar esté ya del todo entregado al PSOE, esta vez Pedro Sánchez no lo tiene tampoco nada fácil, ante un escenario en que tendrá que llegar a acuerdos con el BNG, PNV, Bildu, Esquerra Republicana y Junts per Catalunya. Y esta última formación es que la que —todo indica— le pondrá las cosas más complicadas. El mostrador político situado ante el presidente español en funciones es tan complicado que Alberto Núñez Feijóo ha decidido no tirar la toalla. Lo que pueda pasar en las próximas semanas está, también, enmarcado en la ley. Pero alerta: el calendario está también en manos del rey español, Felipe VI.

La primera parada posterior a las elecciones generales del 23-J es el recuento del voto CERA (Censo de Extranjeros Residentes Ausentes); es decir, el voto por correo proveniente del extranjero. Este viernes se han empezado a hacer los primeros recuentos, pero estos se pueden alargar hasta el lunes. En aquel momento se iniciará un plazo de nueve días para presentar alegaciones. Y, entonces sí, la Junta Electoral proclamará cuáles son los diputados y senadores electos.

Constitución de las Cortes

El día 17 de agosto (25 días después de las elecciones) es la primera fecha señalada y subrayada en todo este calendario. Es el día de la Constitución de las Cortes. Durante aquel día, los diputados y senadores tomarán posesión de sus nuevos cargos. El primer deber de todos los diputados es configurar la Mesa y proclamar a un nuevo presidente del Congreso de los Diputados. Aquella votación se hace de forma secreta, cada diputado entrega un papelito con el parlamentario que quiere que se convierta en nuevo presidente de la cámara baja.

En la primera votación hace falta mayoría absoluta. En caso de no haberse conseguido, la cámara tiene que volver a votar escogiendo solo entre los dos candidatos que en la anterior elección hayan obtenido más apoyos. Quien consiga más confianzas en esta segunda votación, se convierte en el presidente del Congreso.

Al día siguiente de haber alcanzado este objetivo, el presidente del Congreso de los Diputados hará un viaje a la Zarzuela para informar al rey español de que las Cortes ya se han configurado con éxito. Entonces Felipe VI empezará a reunirse con las formaciones, sondearlas, y saber de esta manera qué diputado lo tiene más fácil para recibir la confianza de la cámara y convertirse en presidente del Gobierno. No hay fecha para empezar estas consultas ni tampoco una fecha máxima para finalizarlas. El 22 de agosto acaba el plazo para la formación de grupos parlamentarios.

 

Investidura de un presidente del Gobierno

Es aquí donde el futuro de la política española queda en manos de Felipe VI. Cuando el sistema político español era del todo bipartidista, el papel del rey era prácticamente testimonial, y proponía al candidato del PSOE o del PP que claramente había sido ganador. Ahora las mayorías son más complejas. Y por mucho que Sánchez lo tenga un poco más encaminado que Feijóo, no sería una anomalía que al final Felipe VI propusiera al líder del PP si este es vencedor de las elecciones y Junts se niega completamente a hacer presidente al candidato socialista.

Y el calendario queda también en manos de la Zarzuela porque el rey no tiene una fecha límite en la que proponer un candidato. Puede hacerlo cuando quiera. Y, además, es quien puede decidir en última instancia que las mayorías de la cámara baja generan un bloqueo tan alto que ningún candidato recibirá los apoyos necesarios para ser presidente, y que hay que repetir las elecciones generales.

Imagen de archivo de Felipe VI y Alberto Núñez Feijóo / Foto: Europa Press

Felipe VI pulsa el temporizador: cuenta atrás para la repetición electoral

Si, finalmente, Felipe VI tiene claro quién lidera las quinielas para recibir la confianza de la cámara, hace una propuesta y entonces el presidente del Congreso convoca la primera sesión de investidura para al cabo de unos días. Ahora mismo nos encontramos, aproximadamente, en el mes de septiembre. En aquella primera votación, el candidato propuesto tiene que ser investido por mayoría absoluta (176 escaños). Si no lo consigue, se produce una segunda votación en la que solo hay que obtener la mayoría simple (más votos afirmativos que negativos).

Hace falta tener en cuenta que la ley marca que desde la primera votación de investidura se activa una cuenta atrás de dos meses que vierte el país a una repetición electoral si no se consigue investir a un presidente español. Pongamos por caso que Felipe VI propone a Alberto Núñez Feijóo, y este pierde la primera y la segunda votación en la sesión de investidura. Todavía habría dos meses de margen para que el rey español propusiera a Pedro Sánchez y este consiguiera mantenerse en la Moncloa. Si pasan los dos meses y no hay gobierno, las cámaras se disuelven y al día siguiente se publica un decreto de convocatoria de elecciones, que tendrían que celebrarse 47 días más tarde.