Muchos lo hicieron "con la pinza en la nariz", en palabras de Jaume Asens. Otros directamente rompieron la disciplina de voto para no situar al letrado Enrique Arnaldo en el Tribunal Constitucional. Pero desde de Unidas Podemos aseguran que hicieron "lo que tenían que hacer". Así lo ha defendido este viernes la ministra de Igualdad, Irene Montero, que ha sostenido que tenían que votar a favor de los cuatro candidatos pactados entre el Gobierno y el PP. El objetivo era "poner fin al secuestro de los órganos constitucionales por parte de la derecha y de la extrema derecha", y considera que esto es un "consenso social".
La votación fue secreta y telemática. Necesitaban 210 votos y el PSOE, el PP y Unidas Podemos suman 243. El nombre del magistrado del TC Enrique Arnaldo contó con once votos menos de los esperados (232), mientras el de Concepción Espejel con seis menos (327), que no les votaron Algunos grupos pequeños votaron en blanco. En cambio, los independentistas y nacionalistas directamente optaron por no participar de la votación, porque no tenían la opción de votar en contra. Secundaron la acción ERC, Junts, el PDeCAT, la CUP, el PNV, EH Bildu y el BNG, que desde dentro y fuera del hemiciclo denunciaron la "farsa". En total 100 diputados no participaron.
Los díscolos fueron unos cuantos, pero insuficientes. Del PSOE, uno conocido, el diputado y exalcalde de Donosti durante veinte años, Odón Elorza, que justificó que lo hacía "en defensa del prestigio y la dignidad de las instituciones". Fuentes del grupo socialista aseguran que la dirección "estudiará el caso durante los próximos días y tomará una decisión al respecto". También el exministro José Luis Ábalos admitió en Cuatro que se había abstenido "por error". Lo comunicó rápidamente al grupo parlamentario y no será sancionado. Por parte de Unidas Podemos, no votaron por Arnaldo las diputadas Gloria Elizo y Meri Pita. El resto de díscolos costará de saber, porque se trata de una votación secreta.
Probablemente el papel más complicado lo interpretó Unidas Podemos. El diputado Antón Gómez-Reino justificó justamente que había que levantar el bloqueo sobre las instituciones. Durante el pleno, los diputados de la extrema derecha de Vox hicieron mofa de Unidas Podemos por haber participado de este espectáculo. Desde sus escaños, en varias ocasiones, los parlamentarios ultras gritaron "sí se puede".
Perfiles polémicos
El debate y la polémica han girado sobre todo en torno a la figura d Enrique Arnaldo, letrado de las Cortes y ahora magistrado del Tribunal Constitucional. Le persigue la sospecha de falta de parcialidad. Entre otras cosas, se ha pronunciado contra el independentismo en artículos en prensa o ha participado durante años en actos de la FAES, la fundación presidida por José María Aznar. También le persiguen los conflictos de intereses. Incumplió el propio Estatuto del Congreso de los Diputados, cuando cobró como asesor del gobierno balear de Jaume Matas, del PP, al mismo tiempo que ejercía de coordinador jurídico en varias comisiones de la cámara baja. También su despacho de abogados facturó trabajos a administraciones gobernadas por los populares.
Pero también es polémico el otro nombre propuesto por el PP, Concepción Espejel, aunque la atención mediática se la hayan llevado los escándalos revelados sobre Arnaldo. Hasta ahora era presidenta de la sala de lo penal de la Audiencia Nacional y también tiene varias manchas en su historial. En primer lugar, su relación próxima a Maria Dolores de Cospedal, que ella niega pero que hizo que en 2015 se la apartara del juicio de la trama Gürtel. La magistrada desmiente que se la arrinconara por proximidad al PP. Espejel también destaca por su voto particular a la sentencia que absolvió al major Trapero y la cúpula de los Mossos por el 1-O. Les quería condenar.