Bruselas espera recaudar hasta 140.000 millones de euros con el impuesto especial sobre los beneficios extra de las compañías energéticas, especialmente de las eléctricas, de las que prevé obtener 117.000 millones. El resto, 23.000 millones, lo pagarán las productoras de combustibles fósiles. Todo suma la misma cifra que la UE ha asignado a España en el plan de rescate postpandemia. "La UE hace pagar a las eléctricas el plan de rescate de España" sería un título posible, amarillento y encajado a golpes, pero que no dice ninguna mentira y tiene garra. La noticia abre las portadas del todos los diarios que se editan en Barcelona. Bien, no del todo. Hablando estrictamente, El Punt Avui se edita en Girona. Hablando estrictamente, El Periódico abre con las cifras de la delincuencia en Barcelona, aunque destaca mucho el impuesto a las energéticas. Da igual. Todo viene a cuento de que este tema pasa por delante de dos noticias que en otros tiempos habrían hecho fácilmente el título de portada. Una es la presunta crisis del Govern por las dudas de Junts —no de todos— de seguir en coalición con Esquerra. La otra es el probable archivo de la causa por desobediencia contra Anna Gabriel tras cuatro años y tanto de exilio en Suiza de la exdiputada cupera.

En el primer caso, parece claro que un estropicio de esta magnitud en el Govern significaría muchas cosas. Entre otras el fin del bloque independentista tal como lo hemos conocido hasta ahora y, por lo tanto, la muerte del periodo llamado Procés. Los diarios no le dan importancia, aunque la continuidad del Govern "pende de un hilo", según La Vanguardia y El Periódico. Decir que el Govern "pende de un hilo" y publicarlo en un rincón de portada es como una contradicción. Quizás es que los diarios no creen que este Govern se rompa o no les resultan creíbles las amenazas de Junts. Quizás no pende de ningún hilo y se han dejado llevar por las ganas. No los culpes mucho, porque los avisos ya hace tiempo que duran y, ahora mismo puntúan muy bajo en el rating de amenazas: mucho humo y poco tabaco.

El caso de Anna Gabriel es notable. Hasta que se exilió había sido el enfant terrible del Parlament y terror de indepes tibios. Ahora se ha presentado voluntariamente ante el Tribunal Supremo aconsejada por su abogado, Íñigo Iruin, a declarar que ella, el otoño del 2017, no desobedeció ninguna orden del Tribunal Constitucional porque nunca recibió ninguna notificación. Ha salido en libertad después de declarar 10 minutos ante el magistrado Pablo Llarena. Aquí tal vez se podía mojar más pan. Lluc Gayà, un portavoz de Endavant —la facción de la CUP donde milita Gabriel— dijo este miércoles que el exilio no está teniendo recorrido para ofrecer una ruptura política para los Países Catalanes. Ante eso, entendemos que la mejor solución es que Gabriel vuelva". Cómo ha caído este comentario entre los exiliados en Bélgica es un buen ángulo de la que ningún diario habla. En fin. Si sumas una noticia y la otra queda un retrato inquietante del estado del independentismo, cuando menos del institucional. Encima, como nubarrones de tormenta, la grave afección del presidente Jordi Pujol. Las horas son graves e inciertas. Cualquier diario que tuviera ganas de presentar un panorama oscuro para el independentismo tenía este jueves una oportunidad de oro. Quizás no lo han advertido o quizás es que el panorama no es oscuro, ni la hora grave ni incierta, y todo lo que se ha dicho antes nada vale. El hecho, sin embargo, es que la política catalana no tiene tracción para ir en portada ni siquiera con material de una cierta categoría.

Otro asunto que llama la atención es el ensañamiento con que los diarios impresos de Madrid tratan la sentencia del Supremo sobre el caso de los ERE en Andalucía. El Trío de la Bencina, con especial porfía, explican la sentencia para impedir que el gobierno español indulte a los dos encausados más notorios, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, expresidentes de la Junta de Andalucía. Cuando menos, que le cueste caro en la opinión pública. El Mundo es el que más se esfuerza. Abre portada diciendo que en la prisión hay 44 casos como el de Griñán, malversadores que no se enriquecieron personalmente, como queriendo decir que si se indulta a Griñán por qué no hacen lo mismo con los 44 condenados por el mismo delito. Realmente los editores del diario han pensado con detalle cómo hacer daño, con una crueldad y una mala leche perversas y desalmadas, sobre todo cuándo hay dos magistradas del TS que razonan lo contrario con mucha contundencia. Claro está que el diario quiere, primero que nada, a toda costa, dar una patada a Pedro Sánchez en el culo de Chaves y Griñán. Si eso es periodismo...

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