La polémica del máster de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, ha recordado otros casos en que los políticos mintieron en sus currículums. Aunque mentir en el currículum para acceder a un cargo público es un caso grave, parece que algunos políticos no lo ven así. En la mayoría de los casos los responsables no dimiten, y sus partidos tampoco toman medidas.
El primer caso conocido en el que un político mintió en su currículum fue en 1986. Luís Roldán, del PSOE, era director general de la Guardia Civil. Aunque era el primer caso sonado en que un cargo público mentía en su vida académica, aquel fue el menor de sus problemas, ya que en 1993 se vió obligado a dimitir por diversos casos de corrupción.
Otro caso muy sonado fue el de Juan Manuel Moreno Bonilla. El todavía líder del Partido Popular en Andalucía aseguraba en el año 2000 ser licenciado en Administración y Dirección de Empresas. En 2004 su currículum cambió y solamente contaba con estudios en la materia. Años más tarde salió a la luz que Bonilla no tenía estudios superiores y no fue hasta 2011 cuando le convalidaron un grado que empezó en 2007, en un título propio de la Universidad José Cela de Madrid. Bonilla todavía sigue en el cargo.
Tomás Burgos fue durante ocho legislaturas diputado del Partido Popular en el Congreso. Burgos fue "médico", según el currículum que publicaba el Gobierno en la página web del Congreso de los Diputados. El Consejo de Ministros le nombró secretario del estado de la Seguridad Social, el cargo que ocupa en la actualidad a pesar de no tener los estudios de Medicina terminados. El currículum de Burgos aseguraba que era "licenciado en Medicina y Cirugía", un título que se convirtió en "formación en estudios de Medicina y Cirugía" cuando la biografía del diputado desmintió la licenciatura.
Sin dimisiones
Gema Igual, alcaldesa de Santander del PP, tampoco dimitió cuando se descubrió que había mentido en su CV. Lejos de ser "diplomada en Magisterio", contaba con unos estudios en la materia, pero sin ningún titulo universitario.
En Catalunya, la exvicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega, de Convergència i Unió entonces, tuvo que confesar que no era licenciada en Psicología como había mantenido en su currículum hasta el momento. La exdiputada no dimitió a pesar de reconocer el error en 2011. No fue hasta 2015 cuando Ortega abandonó la política por la crisis de su partido.
Los nuevos partidos tampoco se libran, y es que Ciudadanos también ha tenido que hacer frente a dos casos en que sus políticos inflaban sus currículums. Miguel Gutiérrez, Diputado en el Congreso, era, según su currículum doctor ingeniero, pero resultó que no había cursado ningún doctorado, por lo que simplemente poseía la ingeniería.
Algo parecido ocurrió con César Zafra, diputado en la Asamblea de Madrid, quien reconoció haber ejercido de abogado sin serlo.
El partido de Albert Rivera perdonó a ambos y defendió que no habían mentido. Su defensa evitó tener que expulsar a los dos políticos, tal y como indican los estatutos del partido y como ha defendido siempre Rivera. De hecho, uno de los puntos pactados por Ciudadanos y el Partido Popular para el acuerdo de investidura acuerda la "separación de cualquier cargo público que haya falsificado o engañado en relación a su currículum o su cualificación profesional o académica".