Crítica y concisa. Así se ha mostrado la exconsellera Clara Ponsatí en una entrevista en ElDiario.es, donde ha dejado bien clara su opinión respecto a lo que pasó durante la jornada del referéndum del 1-O y los meses posteriores. Lamentándose de que "se realizaron unos anuncios que después no se materializaron" como, por ejemplo, la aplicación de la Ley de transitoriedad o la proclamación de la República, Ponsatí sostiene que desde su punto de vista "nos retiramos del juego, preferimos no jugar", pero también considera que "no jugamos bien las cartas que teníamos en el momento en que el mundo nos miraba atento y con simpatía, que fueron los días 1 y 2 de octubre".
De hecho, y justamente en este sentido, la exconsellera pone de relieve que "la misma tarde del 1-O [el Govern] no supo reaccionar aprovechando lo que había ocurrido". A partir de ahí, todo siguió el proceso que ya bien conocemos. Según apunta, la declaración de independencia liderada por el president Carles Puigdemont en el Parlament el 27 de octubre "fue un cúmulo de accidentes" porque, asegura, "lo que acabó ocurriendo el día 27 no era el plan del Govern".
Ahora bien, Ponsatí justifica sus palabras bajo el argumento de que "nadie sabía lo que estaba ocurriendo" y recuerda que "es evidente que en gran parte la organización del referéndum recayó sobre el Govern y se hizo con la máxima eficacia y con una entrega absoluta a la causa del referéndum".
La derrota
Por todo ello, la exconsellera pone encima de la mesa que, según su juicio, "una vez perdido el 'momentum' del 1 de octubre, probablemente lo más acertado era convocar elecciones y asumir las responsabilidades, todos". Eso sí, para probar de calmar los ánimos, Ponsatí afirma que "evidentemente el independentismo no está derrotado como independentismo", pero insiste en el hecho de que "la batalla de después del 1 de octubre la jugamos mal y la perdimos".
Y es justamente en este punto donde empieza a cargar contra ERC. Primero porque considera que su reacción ante las elecciones "fue muy mala" porque "en tres días tuvieron la lista hecha y no se abrieron a entenderse con nada" y, segundo, por la reacción que tuvieron después de los comicios del 21-D. Pero no solo por eso. También considera que ahora "los partidos tradicionales del independentismo, PDeCAT y ERC, están muy ocupados en mantener sus posiciones y en dar una batalla por sus espacios, sus fronteras... y sus nóminas".
Además, los pasos que sigue el nuevo Govern tampoco le acaban de convencer. "El enfoque que se ha hecho sobre la posible negociación es muy clásico del régimen de las autonomías. Por parte del Gobierno es natural que sea así. Por parte del Govern, bueno, quizás no es exactamente lo que se debe de hacer", afirma, al mismo tiempo que se muestra convencida de que "la rendición no se debe negociar", rendición que, según apunta, "es el planteamiento que hace el Gobierno del PSOE".