Que Clara Ponsatí es un verso libre dentro de las filas independentistas es un hecho a estas alturas más que contrastado. La eurodiputada de Junts lo ha demostrado en numerosas intervenciones públicas y también en el libro que este jueves ha presentado en la librería Ona de Barcelona, Muchos y nadie. En las páginas de esta obra de carácter autobiográfico, la eurodiputada carga contra la respuesta que se dio desde el Govern al 1-O y contra la actitud de los partidos independentistas, a los cuales esta misma semana describía como "herramientas que no son útiles". Pero ser la conciencia crítica del independentismo tiene un precio. Ningún responsable político ha acudido hoy a la presentación de la obra de la consellera que vive en el exilio.
"La política en Catalunya no tiene nivel, ni formación, ni rigor", asegura a la obra, según se ha encargado de destacar al periodista Jordi Barbeta, durante la presentación. "Y ahora todavía menos. Ha empeorado los últimos cuatro años", ha remachado Ponsatí, que ha reprochado que las instituciones están "totalmente secuestradas" y el Govern de Pere Aragonès no ha sido capaz de "frenar en ninguna medida la ofensiva radical de España contra la escuela catalana".
Ponsatí ha evocado en la presentación su entrada en el 2017 al ejecutivo, "un personaje externo a las lógicas normales de la política institucional catalana"; ha asegurado que en el Govern del tema no se hablaba; y que entró convencida de que el objetivo era la independencia –"No iba de farol", es el título del segundo capítulo. Ponsatí defiende que la independencia tendría que haber continuado adelante después del 1-O a pesar de la amenaza de violencia y la posibilidad de que hubiera víctimas. "¿Si Europa no nos quiere proteger y los españoles nos quieren apalear, tenemos que dejar de ser independientes? Mi respuesta es que no", ha insistido esta noche.
Entre las preguntas del periodista Andreu Barnils, que también ha participado en la presentación, y del público, se han apuntado cuestiones sobre la imagen que del independentismo se tiene en Bruselas y qué efecto puede tener la crisis de Ucrania. "En momentos en que la gente se está matando y se sufre por una posible crisis nuclear, las altas esferas de la política internacional no están por tonterías. Desde el punto de vista de nuestra causa, esta crisis, nos pone todavía más dificultades que las que teníamos", ha asegurado a pesar de admitir que también "puede ser una oportunidad para que avancen las instituciones europeas hacia una visión más federal, no necesariamente más democrática".
La consellera no ha escondido el sarcasmo que la caracteriza y ha hecho evidente la dificultad para encajar elogios. "Ostras qué enjabonado!", se ha exclamado cuando la editora Isabel Martí se ha deshecho en elogios con la honestidad del libro. La obra contiene, también, una versión más personal de la consellera, que ha confesado que lo escribió "con mentalidad de testamento", durante el confinamiento provocado por el coronavirus, con la "voluntad de explicar y pasar cuentas". "Sobre todo para pagar deudas más que para cobrar nada, por eso hice marcha atrás a los padres y los abuelos, y quería hacer un homenaje a mi padre y a mi hijo", ha admitido.
Y no obstante, tras la crítica implacable de esta política sin pelos en la lengua, también hay un mensaje optimista para el independentismo, hasta describir como imbatible la voluntad de los catalanes. "¿Somos irreductibles? Mientras seamos catalanes, sí", ha proclamado, aunque ha admitido que para escribirlo ha tenido que buscar fuerzas de la flaqueza.