Porque no son nuestros. Esta es la respuesta verbalizada durante los últimos meses por el conseller de Territori i Sostenibilitat, Josep Rull.
El Govern atribuye al mal estado de la infraestructura (responsabilidad de Adif) y la antigüedad de los convoyes (responsabilidad de Renfe) las múltiples incidencias y el servicio deficitario en Catalunya. Es por eso que la Generalitat reclama tener competencias plenas.
Incluso, el conseller ha puesto sobre la mesa un plan de transferencia progresiva de la titularidad y la gestión del Estado al Govern.
Transferencia de Rodalies estéril
En 2010 se hizo efectivo el traspaso del servicio de Rodalies de Barcelona a la Generalitat y en 2011 se amplió a los servicios regionales.
Se asigna así a la Generalitat todas las franjas horarias vinculadas a la prestación de servicios y se determina la colaboración entre Adif y la Generalitat para programar horarios, frecuencia y organización de las líneas.
Sin embargo, el traspaso quedó incompleto porque no se traspasaron ni los trenes, ni la infraestructura, que sigue gestionando la Administración general del Estado mediante Adif.
El problema, según el conseller Rull, es que no hay relación administrativa con Adif y eso impide, por ejemplo, que el Govern sancione a la empresa pública por las incidencias que genera el mal estado de la vía y las catenarias.
Competencias plenas
"Queremos todas las competencias: sobre los trenes, las vías y las catenarias", señala al conseller.
Con la transferencia del 2010, la Administración catalana tiene las competencias para fijar horarios, tarifas y para supervisar la calidad del servicio. Pero la "competencia" queda decapitada si no hay capacidad para gestionar y actuar sobre la infraestructura.
Un ejemplo claro: a pesar de que la Administración catalana pueda fijar horarios, el mal estado de la vía obliga a los convoyes a circular por debajo de la velocidad indicada.
Falta de inversión
Desde la Generalitat, hace años que denuncian el mal estado de la infraestructura (vías, catenarias).
De hecho, hay un plan de Infraestructuras de Rodalies de Barcelona 2008-2015, que contempla un programa de inversión para la modernización de las infraestructuras, de 4.000 millones de euros, pero la mayoría no se ha llevado a cabo.