Ya pueden ir buscando que no lo encontrarán. Las principales cabeceras editadas en Madrid, y también las de Barcelona, no saben nada del imán de Ripoll, cerebro de los atentados del 17-A y confidente del Centro Nacional de Inteligencia español (CNI). Las revelaciones del diario Público que confirman que Es-Satty fue confidente hasta el último día del CNI no tienen suficiente entidad para merecer ni un pequeño llamamiento en la portada. Sólo El Punt Avui y Ara consideran que sus lectores deben estar informados sobre lo que hay detrás de los atentados que costaron la vida a 16 personas en el 2017.
Eso del CNI y el imán, no toca. El imperio del silencio se impone, en detrimento de la verdad, al derecho a saber exactamente qué sabía el CNI de los atentados del 17-A, qué hizo con la información que consiguió de las escuchas de los teléfonos de los terroristas de la Rambla días antes de los ataques. Los diarios que encontrarán hoy en los quioscos hacen lo que ya hicieron sus ediciones digitales ayer martes: silencio absoluto. Un silencio en línea con el que mantuvo la mayoría parlamentaria en el Congreso de los Diputados cuando rechazó en febrero del 2018 la creación de una comisión de investigación sobre el atentado, comisión que sí que se constituyó en el Parlament y que todavía está trabajando. Dos maneras diferentes de ver el mundo.
Así són las grandes cabeceras que, al querer adoptar una malentendida responsabilidad de estado, no hacen otra cosa que despreciar los derechos de sus lectores a saber la verdad sobre el 17-A. El Gobierno ayer no abrió boca, ellos tampoco. Nada nuevo.
Interesa más la investidura que no acaba de llegar, con un Pablo Iglesias dispuesto a ceder ante de Pedro Sánchez, según La Vanguardia o el Ara, o que insiste en tener una silla en el gobierno español, según El País y El Mundo. La foto del día, para Ursula von der Leyen, la primera presidenta de la Comisión Europa. Europa, según el título fácil del ABC, sí que tiene quién la presida.