Hay en las portadas de este viernes una mezcla de cautela y tensión, como las escenas finales de los buenos thrillers. La decisión del abogado general de la Unión Europea de dar apoyo a las tesis del magistrado Pablo Llarena en el caso de la extradición del exconseller exiliado Lluís Puig ha dejado en suspenso la situación judicial de los otros exiliados —Puigdemont, Comín y Ponsatí— y da esperanzas a la justicia española de una remontada que hasta ahora parecía difícil. Pero los diarios saben que la partida es larga, que los precedentes jurídicos se contradicen y que el estado de la justicia española no es tan halagüeño, de manera que han preferido no tocar en portada ninguna marcha triunfal, pese de la mala fe de llamar a los tres exiliados "prófugos" y "fugados", que es el triste consuelo que les queda, ese afán de ofender y escarnecer que es el recurso de los impotentes. La noticia de la resolución del abogado general se da pequeña y sin trompetería, no sea caso que la decisión final de los tribunales europeos no siga la recomendación de Richard de la Tour. La entrega a España del presidente y de los consellers exiliados depende de la respuesta definitiva del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que podría llegar a final de año, y de la resolución sobre su inmunidad parlamentaria, que puede tardar algunos meses más, ya en 2023.
El abogado general concluye que los tribunales belgas no pueden cuestionar la competencia del Tribunal Supremo para juzgar a los tres exiliados, de manera que la decisión de no extraditar a Lluís Puig —que es el caso concreto que se revisa— debería revertirse si el TJUE decide en el mismo sentido. A no ser que la defensa de Lluís Puig demuestre una "deficiencia sistémica" de la justicia española. Ocasiones no faltarán. Los audios de Villarejo muestran un buen catálogo de deficiencias, por no mencionar el informe de la Comisión Europea de este miércoles, que califica de "insostenible" y "anómala" la situación del Consejo General del Poder Judicial. A ver cómo va a partir de ahora la cobertura informativa sobre la justicia española y las conexiones con las cloacas del Estado.
Los diarios son prudentes este viernes, seguramente porque el equipo de defensores que comanda Gonzalo Boye se ha ganado su temor y les da miedo vender la piel del oso antes de haberlo cazado. Por eso todos sin excepción han escogido otras noticias para abrir la portada. Quizás sólo algunos habrían titulado la primera página con el dictamen del abogado general de la UE —es un pronóstico verosímil, cuando menos. Lo es porque cuando se ha publicado el dictamen del abogado general de la UE, hacia las diez y media de la mañana, la alerta enviada al móvil por La Vanguardia decía: "La Justicia europea falla que Bélgica extradite a Puig si no demuestra 'deficiencias sistémicas' en el sistema judicial español". Se les ha escapado la alerta de las manos o han alertado por encima de sus posibilidades. De acuerdo, ha sido una pifia causada por la prisa o algo parecido, pero también por la imprevisión o las ganas, porque se sabía hacía días que el jueves no era el día de la decisión del TJUE, sino de una de las partes en el proceso como es el abogado general. En fin, que los diarios van pisando huevos, sea para no llamar al mal tiempo, sea para no comerse las portadas con patatas, como ya pasó cuando detuvieron a Carles Puigdemont en Alemania.