De las noticias que hoy no se publican o se publican poco en las portadas de los diarios impresos quizá llama la atención la del archivo de la causa por rebelión contra Adri Carrasco, a quien la Guardia Civil y la Audiencia Nacional, al fabricar esa acusación (también lo acusaron de terrorismo), han arruinado tres años de vida —y no cualesquiera: los que van de los 25 a los 28. Tres años que nunca volverán. La causa cambió de juzgados hasta diez veces porque los diversos jueces, que burros no son, ya veían que era un invent, pero les faltaba coraje para dar carpetazo a la cosa por miedo a que les señalaran como blandos, antipatriotas o algo. A Adri Carrasco, sin embargo, que le den. Que le den mil días. Ni premio de portada, tiene. El Punt Avui, único que lo lleva grande, lo titula como un episodio de Heidi. Lástima.
Se hace extraño que los diarios no vean un patrón de conducta en todo eso. También es difícil entender por qué tantos esconden esos casos todo lo que pueden, como si dejaran más piel en disimular las arbitrariedades policiacojudiciales que en defender los derechos de las personas, aunque te caiga mal cómo piensan o te parezca ofensivo. Hoy quizá se avergüenzan de decir que Adri Carrasco no hizo nada de nada con la misma generosidad con que publicaron, sin comprobarlas, las acusaciones ahora archivadas por un juez de primera instancia de Granollers —porque el de la Audiencia que ha hecho polvo mil días de vida de Adri, sigue su vida feliz de la ídem.
La otra noticia que se echa de menos es el garrotazo en la factura de la luz. El Periódico abre la portada con el caso, sí señora, en forma que aun molesta más, porque explica que una parte de los fondos que la UE nos traspasa de gratelo irán a parar a las mismas suministradoras que suben el precio de la electricidad en el peor momento: pandemia y temporal. Quizás tú no lo pagarás ahora y piensas que ojos que no ven corazón que no siente. Pero el problema de los sobreprecios quedará sin resolver gracias a un dinero que debía dedicarse a cubrir los estragos de la Covid. A ver qué piensa Bruselas de este uso de los fondos europeos. Los diarios, hoy, no dicen ni mu. No es fácil, porque todo lo que se relaciona con las grandes suministradoras viene envuelto en generosos presupuestos publicitarios, y porque sólo una parte de la factura corresponde a los precios del mercado —un 35% en el caso de la electricidad. El resto del precio, sorpresa, está regulado por el Gobierno.
Aquí se ha dicho que si Le Pen editara un diario en España le saldría parecido a El Mundo. Hoy el tabloide madrileño vuelve a demostrarlo en su título principal, donde contorsionan el lenguaje y los hechos para meter la palabra patera, de manera que ligan yihadismo e inmigración. Un nuevo silbido para los perros de la xenofobia. ABC, que no suele estar desinformado en asuntos de Interior, dice en su segunda portada que los tres detenidos pretendían atentar en Francia. Quizás esta sensibilidad tan intensa de El Mundo por la migración tocaba hoy aplicarla a Adri Carrasco o a las eléctricas. Pero claro, la portada es del diario y hacen lo que quieren, como es natural.
¿Por qué tanta insistencia en que los diarios vigilen los derechos y libertades si estamos en medio de la pandemia, la crisis, las elecciones del 14-F y las del Barça (si es que se celebran, ya hablaremos), etcétera? En La tradición cosmopolita, la filósofa norteamericana Martha Nussbaum, profesora de las universidades de Harvard y Chicago, da una una buena razón: no hay diferencia esencial entre los derechos llamados de "primera generación" —los civiles y políticos— y los de "segunda generación" —los económicos y sociales. Para ella, tan obligado es prestar ayuda material como proteger la vida y las libertades: una cosa y otra van ligadas, son inseparables. Sí, claro, cualquiera puede darse cuenta de ello sin leer a Nussbaum. Por eso, hoy, el precio de la luz y la no-justicia para Adri Carrasco son dos vertientes de la misma injusticia y se echan de menos en más portadas. Porque, a ver, si los diarios no se cuidan de eso ¿de qué se cuidan? Si los diarios no se cuidan de eso ¿quién se cuida?