Sorpresa y gozo en las portadas por la decisión del fiscal suizo Yves Bertossa de pedir el archivo de la causa abierta contra Juan Carlos I por blanqueo agravado de capitales. Tres años de investigaciones después, Bertossa no ha conseguido probar que el origen de la fortuna suiza del rey emérito (65 millones de euros) sea delictivo. El fiscal sospechaba que era una comisión ilícita por la adjudicación del AVE La Meca-Medina al consorcio hispanosaudí Al Shoula por 6.700 millones de euros, en 2011. La versión que queda es que el dinero es un regalo del rey Abdulaziz de Arabia Saudí, ya muerto, a Juan Carlos, quien "los dio irrevocablemente" a su examante Corinna Larsen. ABC edulcora la cosa y dice que "Suiza descarta" que el emérito "cobrara comisiones". Es una manera de explicarlo que favorece el emérito, como si estos tres años hubiera sido víctima de una persecución injusta, arbitraria y sin razón. La Vanguardia, sin ser tan zalamero, transmite la misma impresión con más aire, dejando al fiscal como un inútil o un irreflexivo, que después de "tres años de investigación" no ha logrado "acreditar" la acusación. Tiene gracia que el epígrafe sobre el título sea "La institución monárquica". ¿No habíamos quedado en que era un problema de la persona de Juan Carlos y que había que separar la corona del mal comportamiento de su detentor entre 1975 y 2014? Es difícil decir que La Vanguardia se equivoca en cosas de monarquía —tiene mucho callo— pero aquí no parece muy acertado.
Esos dos diarios tienen un problema, sin embargo, para vestir la mona de seda. Este problema se llama 65 millones de euros. El Periódico, por ejemplo, lo explica de otra manera: el fiscal suizo no ha podido o sabido corroborar sus sospechas —lo deja en "irregularidades"—, pero nos ha descubierto el detalle del tráfico financiero de Juan Carlos, lo que despierta la justificada curiosidad de la ciudadanía: ¿con qué tipo de trabajo gana un rey 65 millones en 2011, en plena crisis del mundo mundial? La fiscalía española también dispone de esa documentación, pero hace un par de semanas ya adelantó que no tiene nada que decir.
El País y Ara llevan un título más aséptico y tiran con bala en los subtítulos. En el caso del diario madrileño, es demoledora la columna de texto —un hilo de hechos crudos, sin faramalla— porque deja en el cerebro del lector la duda que no formula por escrito: ¿de dónde viene ese dinero, cómo se explica que llegue a Juan Carlos I? Porque que la versión de que son, digamos, una "entrega" del rey saudí no explica toda la red de movimientos y maniobras en torno a esa fortuna. El Mundo y La Razón sugieren los siguientes pasos sobre el futuro del rey emérito al gobierno y a la justicia españoles. El tabloide del Grupo Planeta se agarra a las demandas de la derecha extrema y la extrema derecha para vender el retorno de Juan Carlos. El Mundo dice que la decisión de la justicia suiza limpia el expediente del exmonarca y le allana el camino de vuelta. Este periódico aún nombra a Corinna como "examiga íntima". El País la llama "examante". La Vanguardia habla de "Corinna Larsen", igual que hace ABC. El Periódico y La Razón, "Corinna", a secas. Una di noi.
Atención a El Periódico, que lleva en portada, en un título no pequeño, un tema que despliega dentro. Parece nada —el título es que TramBaix no ofrece información clara de su negocio pese a ser un concesionario público— pero explica que esta empresa y TramBesòs facturan una media de 70 millones de euros anuales. O que una parte de los ingresos vienen de la venta de billetes y el resto, de la compensación por el déficit de tarifa. En 2020, por ejemplo, TramBesòs ingresó 27,3 millones de euros, 2,6 millones por venta de billetes y los otros 24,7 millones (sí, el 90,5% de los ingresos) a la compensación por el déficit de tarifa, es decir, de tu bolsillo y el mío, que cubren la diferencia entre el coste real del servicio y el precio del billete. También explica que los accionistas de las concesionarias se han repartido 200 millones en dividendos desde el inicio de las operaciones. Casi uno de cada cuatro euros que ingresa. Pas mal.