A veces, quizás la mayoría de veces, las portadas se explican más por lo que callan que por lo que dicen. Aquí, en el Quioscos & Pantallas se ha dicho y redicho. Este jueves es uno de esos días en que lo que callan las portadas explica tantas cosas o más que lo que cuentan. Los diarios de Madrid no dicen ni mu de la revisión de las sentencias a los líderes del procés independentista condenados por el Tribunal Supremo y de las acusaciones contra los exiliados. El Mundo publica un subtítulo donde retuerce la realidad otra vez y atribuye a los "presos del procés" la iniciativa de la revisión, cuando es un trámite que el Supremo inicia de oficio, obligado por el cambio del Código Penal. Además que ya no hay "presos del procés". Nada dice de los trasiegos del magistrado Pablo Llarena con la causa de Carles Puigdemont y el resto de exiliados. La Vanguardia y El Periódico, en cambio, abren con este tema, que también ignoran las portadas de Ara y El Punt Avui.

El Mundo y ABC insisten en la narrativa habitual de poner en duda la legitimidad de cualquier órgano o institución que dependa directa o indirectamente de la mayoría parlamentaria que sostiene al gobierno español. Ahora es el turno del Tribunal Constitucional, donde la mayoría "progresista" —es decir, los magistrados afines al PSOE o cooptados por este partido— actúa de la misma manera que la anterior mayoría "conservadora" —es decir, los magistrados afines o cooptados por el PP— pero ahora todo está mal porque no gusta a los mencionados diarios. El tabloide ultra habla ya del "rodillo" de Pedro Sánchez en el TC, mientras que el tabloide monárquico chilla porque no se ha respetado la costumbre de conceder a la minoría la vicepresidencia. Podían haber hablado de manera parecida del tribunal dominado por los jueces del PP desde hace años y años pero, claro, el anterior TC era "legítimo", mientras que el actual proviene de un gobierno "intervenido por sus socios de ERC y de Bildu", como ha dicho este martes el presidente popular, Alberto Núñez Feijóo.

Tampoco se dice nada en ninguna portada de Barcelona de la fabricación del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya que impone a una escuela pública de Barcelona una cautelar que le obliga a impartir en castellano una o más asignaturas principales a un solo alumno. La sección 5.ª de la Sala Contenciosa Administrativa —ponente: magistrado Francisco José Sospedra— ignora la nueva normativa lingüística y la decisión pendiente del Tribunal Constitucional sobre esta misma normativa porque, según la sala, es solo para un alumno concreto y no para todo el sistema educativo. Es decir, por una parte, la sala ejerce de Departament d'Educació y de dirección de la escuela para imponer más castellano a petición de una sola familia, pese a las decisiones del Parlament y las afirmaciones del Govern de que el catalán en la escuela está acorazado. De otra, en la práctica se obliga en el resto de los alumnos del curso del alumno privilegiado a someterse a las manías de una sola familia como la de aquel chiste donde un niño pregunta a otro: —Y cuando vayas a estudiar al extranjero, ¿tu padre también exigirá las clases en castellano? Responde el otro: —No, porque allí no habrá catalán.

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