Este jueves es un buen día para comprobar la diferencia entre informar a los lectores y cocerles la cabeza. En La VanguardiaAra cuentan que la Fiscalía Anticorrupción pide hasta 22 años de prisión para los encausados por la financiación ilegal de Convergència Democràtica de Catalunya —popularmente se conoce como el caso del 3%—, reclama 374 millones a los actores investigados y etcétera. En cambio, en ABC te hacen una interpretación confusa y presentan la petición fiscal como si el ministerio público hubiera revelado la razón de la virada independentista "de los herederos de Pujol y Mas", que no sería otra que embolsarse dinero público vía comisiones a cambio de contratos públicos. ¿Para qué necesitaban la "coartada independentista", pues? ¿No podían mantener la supuesta trama de financiación ilegal dentro de la autonomía como venían haciendo? ¿Hacerse independentistas les ayudaba a cobrar más comisiones? No tiene ni pies ni cabeza. En fin. Ya se sabe que tener criterio y medida no está al alcance de todo el mundo.

Otro asunto más o menos repetido es disfrazar la ruptura del pacto para renovar el Poder Judicial urdida y perpetrada por el PP como un tipo de reset ideológico del partido de Núñez Feijóo, a quien El Mundo pone el traje de líder y de estadista con toda una serie de iniciativas políticas como queriendo pasar página de la confusión en que ha dejado a la justicia española y la sensación de que ya no es él quién manda en el partido sino quienes le han obligado a romper el acuerdo con el PSOE. La Razón toca la misma letra pero con otra música: la supuesta renovación de programas del PP es vista como una manera de pasar página y olvidar el estropicio con los socialistas —un "fracaso", dice el diario— y los que mueven las cuerdas del títere Feijóo le piden ahora que se centre en mejorar su "perfil presidencial y de pacto". Es curioso. ¿Si eso era lo que querían los "barones" —este grupo de gente de la que nunca sabemos nombres y apellidos— no era mejor mantener el pacto para renovar el Poder Judicial? Con estos amigos, Feijóo no necesita enemigos.

Muy buenas fotos en La VanguardiaAra, unas imágenes muy dramáticas donde se ve a los partidarios de Jair Bolsonaro, el presidente perdedor, pidiendo a los militares que intervengan para mantenerlo en el cargo. También buena la imagen de Irene Montero en el Congreso que publica El Mundo, donde la ministra da toda la impresión de ser la nueva Pasionaria.

En el capítulo de ausencias, dos que parecen notables. Una, la noticia de que Mariano Rajoy tendrá que declarar ante la justicia de Andorra para aclarar una de las tramas de la Operación Catalunya. Que todo un expresidente del gobierno español tenga que pasar ante el juez de otro estado a explicar una de las actuaciones de las cloacas del Estado español no sólo compromete a la persona sino al mismo país, y deja en muy mal lugar a la justicia española, que no ha hecho casi nada para poner luz en la oscuridad de esas tramas político-policiales. Quizás ni jueces ni diarios quieren saber nada por algún buen motivo, pero es que ni eso han querido explicar. Otro tema que se echa de menos a las portadas es que el uso del catalán entre la juventud no llega al 25% en la mitad de los distritos de la ciudad de Barcelona. Porque la lengua catalana es una de esas causas de las que, si no se ocupan los de aquí, no se ocupa nadie.

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