El Trío de la Bencina toca hoy a somatén y ha ido de un pelo que los títulos de los tres diarios no sean el mismo, literalmente. Catalunya les roba. Específicamente, roba a Madrid y, en menor medida, a Andalucía. La explicación es que el gobierno español, para aprobar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) necesita los votos de ERC y, de paso, "castiga" a las autonomías donde gobierna el PP. A Madrid le tienen mucha manía: recuerda que Pedro Sánchez quiere desnaturalizarla no poniendo más organismos oficiales, etcétera. Que diarios hechos por universitarios experimentados y sobrios sean capaces de decir estas burradas en portada, exageradas por el victimismo provincialista madrileño y su radialismo congénito, capital París, no puede ser más que mala fe. Ignorancia no es, porque se trata de un asunto bien conocido y muy documentado. Tampoco es pereza, porque cuesta tanto hacerlo bien como mal.
Esos títulos provienen de un razonamiento palurdo, rústico y visceral. Podrían decir que la Hacienda española es demasiado optimista respecto a los ingresos públicos —la Unión Europea ya lo advirtió— o que no prioriza la amortización del déficit, que pasarà del 120% del PIB (la media de la UE es del 90%), proporción que sitúa a España como el cuarto país por la cola. La combinación de un elevado nivel de deuda pública, privada y externa es, según la Comisión de la UE, el principal desequilibrio macroeconómico de España y estos PGE pasan de puntillas sobre el asunto. Estas son críticas de relieve y, si quieres, patrióticas de verdad. Pero en los diarios el patriotismo es que Catalunya nininí nananá. Daría risa si no fuera porque apela a la catalanofobia, un atavismo primitivo del que no saben huir, que degrada a quien lo mueve y damnifica a quien lo sufre.
Todavía hay más razones. El porcentaje de inversión no es nada si no se ejecuta. Y aquí viene cuando la matan. Históricamente, la ejecución de los PGE sitúa a Catalunya a la cola de las autonomías, mientras que en lugares como Madrid sí se cumplen los compromisos —con creces—. Entre 2015 y 2018, el Estado en Catalunya ejecutó el 65,9% de los PGE mientras que en Madrid fue del 113,9%. La media en España es del 75,3%. Son datos de la Intervención General del Estado. Si la cuenta arranca en 2013, la situación empeora: una tercera parte de las inversiones previstas en Catalunya no se ha ejecutado. Son 2.214 millones sin invertir, casi la misma cifra presupuestada para el año que viene. La cosa no tiene visos de mejorar. El primer semestre de 2021, Catalunya sólo había recibido el 11% de lo que le toca por presupuesto. En 2018, por ejemplo, Andalucía era la comunidad donde teóricamente se destinaba un mayor volumen de inversión. Seguían Catalunya y Madrid. Pero una vez ejecutadas las inversiones, Madrid salía primera, Andalucía segunda y Catalunya pasaba a cuarta.
La cuestión no es quién "roba" a quién. Eso ya se sabe. La cuestión es que los PGE ni siquiera sirven para saber el grado de inversión en cada comunidad ni donde se destinan más recursos, justamente porque la ejecución real se aleja tanto de la previsión. Los títulos del Trío de la Bencina no son legítimos. Son mentirosos. Si quieres saber alguna cosa, te lo explican los del Ara y de La Vanguardia —este muy al grano y sin tecnicismos.
Entretanto, la casa sin barrer. En este caso en la portada de El País y de El Periódico de Madrid: el PP todavía bloquea la renovación del Poder Judicial, aunque ofrece pactar con el PSOE otros organismos con mandatos caducados, entre otros el Constitucional, donde no hay miedo a que se pierda la mayoría conservadora. Que sean los dos diarios más oficialistas —gubernamentales, si quieres— de Madrid no les quita peso. Quizás esta generosidad del PP la han despertado las renuncias del gobierno español que explicaba la portada de El País del otro martes. Renovar algunos organismos a cambio de archivar las tres grandes reformas prometidas, relacionadas con derechos y libertades de los ciudadanos (ley mordaza, reforma procesal, reforma del delito de sedición, movidas en solitario por el PP). Si es así o no, las portadas de hoy no lo dicen.