Decenas de años haciendo chistes malos sobre mujeres que conducen mal. Millones de hombres moviendo la cabeza con condescendencia al comprobar que es una mujer quien conduce el coche que ha hecho la maniobra que no les gusta. Miles de memes sobre la poca maña de las señoras para aparcar. Etcétera. Pues resulta que este rasgo hecho cultura —las mujeres conducen mal— no es solo mentira, sino que el Servei Català de Trànsit ha decidido proponer a las conductoras como modelo a seguir en las nuevas campañas de seguridad en la carretera, etcétera. Es el tema de que abre la portada de El Periódico y también este Quioscos & Pantallas, que se ilustra con Thelma y Louise, Geena Davis y Susan Sarandon, las conductoras más famosas de la historia del cine.
En un tono más serio, esta noticia tiene que alegrar a los partidarios de la llamada política basada en evidencias, porque la decisión de Trànsit se basa en datos conocidos (pdf) que hasta ahora no habían inspirado ninguna acción pública: aunque hay menos mujeres conductoras y que ellas hacen menos kilómetros, en proporción, provocan menos accidentes, se ven menos involucradas en incidentes de tráfico y reciben menos multas. Por otra parte, ellas se distraen más que los hombres (consultan más el móvil y el navegador que ellos), y también se olvidan más de renovar la ITV. Encima, El Periódico añade que la siniestralidad entre hombres es tres veces más elevada. Corolario: conduce como una mujer, por favor.
Las portadas de Barcelona están entusiasmadas con la salida a bolsa del 25% del capital de la multinacional catalana Puig, propietaria de marcas de perfumes como Nina Ricci o Carolina Herrera, entre otros. Había mucha expectativa y finalmente el valor ha quedado casi al mismo precio de lanzamiento, que ahí es nada. Los Puig retienen el 71,7% del capital y más del 90% de los derechos políticos, que son los que mandan. Es la salida a bolsa más notable del año en todo el mundo —y hecha en Barcelona—. Ara y La Vanguardia publican la foto de Marc Puig tocando la campana de la Bolsa, etcétera. El resto lleva piezas pequeñas de respeto. En las portadas de Madrid, en cambio, Puig no da ni frío ni calor, quizás porque el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha hecho enfadar al sector de los toros ("la tauromaquia", dicen los pedantes). En Catalunya es una práctica prohibida ya hace muchos años, así que no hay nada más que decir.
Llama la atención que ninguna portada recoja, ni pequeño, el patinazo del presidente de la UGT Catalunya, miembro del comité europeo y mundial de Volkswagen, y candidato del PSC al Parlament (es el último de la lista por Barcelona). Matías Carnero ha hecho befa y ha despreciado el exilio de Carles Puigdemont: "Llorado se fue él en el maletero, y no sé si cagado o meado, pero se fue hasta Bruselas", ha dicho en un mitin, en tono chulito, entre otras trolas y groserías. Se ha armado un embrollo notable, con declaraciones, réplicas y contradeclaraciones, que ha acabado con el President cabreado, Pere Aragonès pidiendo a Salvador Illa si puede controlar a su gente, y el PSC pidiendo disculpas de esa manera tan flamenca ("por si alguien se ha sentido ofendido"), como queriendo decir que no hay que tener la piel tan fina.
Otra noticia que merecía más suerte en las portadas es la multa de 900.000 euros que el Govern ha impuesto a Renfe por maltratar a los consumidores durante la avería de la R2sud en Gavà de mayo de 2023. Primero dijeron que había sido un rayo y resulta que era por el pésimo mantenimiento, etcétera. Según el expediente, Renfe ha cometido "prácticas comerciales desleales por acción o por omisión": alterar los horarios, cerrar puntos de atención al cliente e informar erróneamente. Son infracciones muy graves si se considera la desconfianza que generan en el público y el predominio de Renfe en el mercado, según el Govern. Ni las multas ni su publicación cambian nada —al menos hasta ahora—, pero mejoran el estado de ánimo de los sufridos usuarios de Renfe. Solo por eso y por la cantidad de la multa, valía la pena ponerla en portada.