Cabe decir que este título es bueno para el Trío de la Bencina —y un poco para La Vanguardia y El Punt Avui, que suenan la misma letra con una música diferente. El diario de los Godó es un búnker en defensa de la reforma laboral aprobada por el PP en 2012, que es el casus belli que resquebraja la coalición de gobierno entre PSOE y Unidas Podemos. Pero hay algunas portadas que, al contrario, aprietan los dientes al informar de esa tensa situación, como la de El País, que abre con las disensiones entre los socios de gobierno en Madrid pero se esfuerza por no describirlas con ninguna palabra o expresión crítica o negativa. Al contrario, da a entender que apenas ha sido una reunión de tantas, con ese buen rollito, y que las negociaciones seguirán. Tutto a posto.
El Punt Avui lo describe de otra manera, menos protectora ("se las tienen"). Pero Ara y El Periódico prefieren no hablar mucho del caso y miran para otro lado en dos piezas pequeñas para que no salga humo por la chimenea. El diario de los Moll abre con un tema muy amado por la prensa de la derecha madrileña y hasta utiliza la misma expresión: "hachazo a las eléctricas". Ara abre con la decisión de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya de parar los pies a la querella de Vox, Ciudadanos y Convivencia Cívica contra el Govern por los avales del ICF a los afectados por las incautaciones patrimoniales del Tribunal de Cuentas.
Finalmente, como ya se había pronosticado aquí —no era difícil— tienen razón las portadas que anunciaban, día sí día también, el apocalipsis del Gobierno a causa de la disensión infinita entre los dos socios. Ningún diario explica las razones del desacuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos, salvo que el presidente del gobierno quiere que la vicepresidenta Nadia Calviño encabece la negociación de la nueva regulación laboral, mientras que la vicepresidenta de Trabajo, la ministra comunista Yolanda Díaz, quiere hacerlo ella. A ver, tiene un punto. En dos años, Díaz ha conseguido 12 acuerdos entre sindicatos, patronal y gobierno central en la mesa de diálogo social, entre otros tres aumentos del salario mínimo. ¿Por qué le arrebatan el mando ahora que llega el filet mignon de la negociación laboral, que es de su cartera? Calviño, como antigua eurócrata sénior (fue directora general de Presupuestos de la Comisión Europea de 2014 a 2018), es vista por Bruselas como garantía de que no se tocará mucho la regulación laboral vigente, la del 2012, que les gusta tanto. La UE ya ha dejado entender que no está para cuentos y que están en juego los fondos postpandemia, de los que dependen los presupuestos generales del Estado. Es un juego un poco mafioso en el tablero del poder, donde La Vanguardia, El Periódico de España, El Mundo, ABC y La Razón juegan hoy de peones contra Unidas Podemos.
Esta coalición lo tiene complicado. Ha perdido a un diputado (Alberto Rodríguez dorme coi pesci) por la claudicación de la presidenta socialista del Congreso ante el Tribunal Supremo —y ningún diario de los que aquí se comentan ha dicho ni pío ante la injerencia del TS en el legislativo—. Más complicado lo tiene el gobierno en sí, con mucho trabajo pendiente si quiere salvar la fractura y cumplir sus promesas electorales: la anulación de la ley mordaza, la reforma de las pensiones, el precio de la luz, la renovación y despolitización del Poder Judicial, la reforma del delito de sedición, la ley de la vivienda, la protección de las lenguas que no son el español, la regulación de la prostitución... En los diarios de hoy no faltan adversarios, sean las previsiones a la baja del Banco de España y de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal o las peticiones del Instituto de Empresa Familiar, un lobby, todas bien promovidas en las portadas de hoy.