Las opciones de títulos para las portadas de este martes eran dos: Putin reconoce a los separatistas del Donbás —dos regiones rebeldes de Ucrania— o bien Pablo Casado se atrinchera en la presidencia del PP a pesar de que casi todo el mundo le pide que termine, coinciden en titular varios diarios. Gana la crisis del Partido Popular. Solo el Ara y El País abren portada con Ucrania, quizás porque explicar que hay dos regiones de un estado europeo que se separan y declaran la independencia en forma de república trae muy malos recuerdos aquí, aunque las condiciones y la situación sean bien diferentes aquí, en Catalunya, y allí, en Ucrania. No deja de ser curioso que el atraco territorial de Rusia en Ucrania —que no es más que eso— no tenga más títulos principales. La crisis del PP, por más morbo que tenga el enfrentamiento entre Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado, no es más que una enfermedad crónica. Ya se produjo entre Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre, por ejemplo. Pero no tiene ni punto comparación con un latrocinio en medio de Europa como el perpetrado por el presidente ruso, Vladímir Putin —que no hacía ni 24 horas se había comprometido a encontrarse con el presidente del EE.UU., Joe Biden para mantener la paz. La cara de este hombre no se mide por metros cuadrados, vaya.
El otro tema en que las portadas se ponen de acuerdo es en quién debe liderar el PP de ahora en adelante. Es Alberto Núñez Feijóo, actual presidente de la Xunta de Galicia. Es un tipo de ni para ti ni para mí, ni para Casado ni para Ayuso, de lo que tú estabas enterado desde el viernes pasado si leíste esta sección. E incluso antes, con respecto a Feijóo, que aquí hace años que se ha etiquetado como futuro presidente del PP —y ya sabrás perdonar la inmodestia. El único diario del Trío de la Bencina que no apuesta para retirar Casado es La Razón, al sugerir que el actual presidente del partido convoca el congreso para afianzar su liderazgo. Hay cuentos de hadas todavía menos creíbles que este, pero si esta narrativa de los hechos los deja tranquilos...
Pasa sin mucha pena y menos gloria el discurso ardoroso de Putin de ayer, donde argumentó que Ucrania es, por historia y manera de ser, parte integral de Rusia. Putin, en un largo discurso televisado, acusó a Ucrania de ser un "títere" de los Estados Unidos y dijo que el gobierno brutaliza a sus ciudadanos. También expuso una larga historia de agravios desde la caída de la Unión Soviética y la pérdida de los estados que la formaron. Es una actitud conocida aquí. En vez de preguntar a los ucranianos qué quieren hacer con sus vidas, el líder de la parte agresora lo tiene tan claro que no le queda más remedio que imponer su visión clara a la gente que no está de acuerdo, sea utilizando al ejército o sea enviando agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. La gracia de la situación es que el Estado español —con una larga tradición de actuar como lo ha hecho Putin—, se encuentra ahora con que tiene que reprobarlo si quiere seguir la línea política de la Unión Europea. Es complicado, porque el instinto español es más bien putinesco.