Que la temporada turística de este verano sería complicada a causa de la Covid-19 nadie lo dudava. Ahora, poco que esperábamos que se iría hacer puñetas (disculpen la expresión). Y eso es lo que recogen todas, todas las portadas de la prensa que encuentran hoy en el quiosco. Uno de los principales motores de la la economía catalana (y española) se encuentra en peligro a consecuencia del veto impuesto por el Reino Unido, Francia y Bélgica (por ahora) ante la alarma generada por el número de contagios de coronavirus.

El sector turístico confiaba en una tímida recuperación del sector en los meses de verano, después del confinamiento total durante el estado de alarma. Hoteles, apartamentos, campings han ido abriendo una vez han empezado a confirmar reservas, pero el goteo de contagios, la obligación de la mascarilla... ha ido acompañado de la anulación de reservas, y el veto de los principales mercados turísticos así como la decisión del principal operador turístico del mundo de cancelar los viajes a España ha sido definitivo.

De nada están sirviendo los mensajes de tranquilidad que envían las autoridades catalanas y las españolas, que el batacazo que sufrirá el sector turístico este año será monumental, con las consecuencias que tendrá para la economía. Catalunya registró el año pasado un récord en la llegada de turistas: 19,3 millones de personas que dejaron 21.360 millones de euros. El turismo representa el 12% del PIB catalán. El alcance del desastre será descomunal, de hecho el sector ya da por perdida la temporada, poniendo en peligro miles y miles de puestos de trabajo con el consecuente aumento del paro.

Las portadas no esconden la preocupación por el desastre de que se viene encima. Hay, incluso, quien encuentra culpables. La Razón, apunta directamente contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por no tomar el control de la gestión sanitaria de la pandemia y dejarla en manos de las comunidades autónomas. ¡Como si con eso hubiera suficiente! Ahora, el Gobierno intentar salvar el turismo en Balears y Canarias con un corredor seguro, pero el mal ya está hecho.

La segunda oleada de la Covid-19, desgraciadamente, ha demostrado que las administraciones no estaban preparadas. Confiados que el rebrotes serían en otoño, no tienen ahora capacidad de reacción. El otoño, efectivamente, será duro.