El renovado acuerdo del Gobierno con Ciudadanos manda en la mayoría de portadas. Excepto en ABC y La Razón, donde el asunto principal es justificar los escraches de los cayetanos o coronapijos —es el nombre que se les ha quedado— ante las viviendas del vicepresidente Pablo Iglesias y del ministro José Luis Ábalos.
Tiene un punto recordar a Iglesias que son tan condenables los escarnios de ayer como los que él justificaba en 2013 ante las residencias de cargos del PP. Es la lección de donde las dan las toman o lo que no quieras para ti no lo quieras para nadie, etcétera. Pero esa pareja de diarios presentan el tema como si les fuera en ello algo personal, como una revancha. Una vendetta de mafiosos, vaya. Si los escraches de 2013 eran una desgracia, como esas dos cabaceras —y otras— dijeron entonces, los de 2020 también. Para los titulados universitarios, gente mayorcita, que editan esos diarios no tiene que ser difícil superar la rabieta infantil, la rabia adolescente, la indignación juvenil, antes de ponerse a hacer la primera página. Porque gánsteres no son ¿verdad?
En el resto de portadas es un buen día para ver cómo el mismo hecho es presentado de manera tan diferente en cada diario, que proyecta su mirada, sus expectativas, sus obsesiones. El País ni menciona a ERC como víctima del fuego amigo de Sánchez. Le conviene, porque el relato que promueve es el del pacto de los partidos de la transición ("donde quepan todos", eso sí) para sacar a soberanistas y podemitas de la sala de mando. (También aprovecha para jugar el triunfo de las becas escolares en pro del gobierno Sánchez).
En cambio, La Vanguardia, que toca la misma música del pacto de la Transición, pero con otra letra, no puede ignorar a los republicanos —nunca se sabe: si un día ganan las elecciones en Catalunya...—, pero los relega al subtítulo y casi les da por muertos como interlocutores. El Periódico también los deja en un rincón y los presenta como una novia despechada: o yo o Ciudadanos.
El Mundo aprovecha la ocasión para presentar a Sánchez como un muñeco en manos de dos partidos pequeños.
Ara pone a Esquerra en el titular principal de manera que su parroquia quede tranquila: sí, Sánchez ha pactado con Arrimadas, pero no pasa nada porque todavía negocia con ERC. Tranquilos: no todo está perdido. El Punt Avui trabaja para dejar muy mal a Sánchez en el título principal y presenta a los republicanos lejos del Gobierno con una tautología —todo el mundo negocia desde una posición sólida ¿no?