Un buen diario es una nación hablándose a sí misma, dijo Arthur Miller. Al dramaturgo norteamericano se le caería el alma a los pies si viera el tipo de conversación que mantienen las portadas de la prensa española hoy, especialmente las de los tabloides más nacionalistas. Miller quedaría desconcertado al ver que la principal preocupación de los diarios es la ausencia del Rey de un acto protocolario. Nuestro hombre averiguaría pronto cuál es el papel del Rey ("no manda", le dirían por la calle), y quedaría aun más desconcertado. La otra gran preocupación —en este caso exclusiva de El Mundo— es el papel de Bildu en la negociación de los presupuestos. Los independentistas vascos sólo tienen 4 de los 350 diputados del Congreso y Pedro Sánchez, que va más justo que el salpicadero de un Panda, necesita todos los votos que pueda sumar. ¿Qué quieren que haga, buscarlos en la Asamblea Francesa?

Miller desfallecería al enterarse de que en España, ayer, la cifra de casos de Covid-19 rebasó los 700.000. Que es el país de la Unión Europea con más contagios (450.000 sólo desde el 1 de julio), más ingresos hospitalarios, más muertes. Que en la capital de la cosa, Madrid, la Covid-19 ocupa el 95% de las UCI —el 112% en hospitales públicos, desbordados—. Que la misma UE se ha asustado y pide medidas más duras. Que el gobierno de Madrid no quiere ni oír hablar de eso. Que el Gobierno español no quiere intervenir —salvo el Ministerio de Defensa, que ofrece a la presidenta Isabel Díaz Ayuso 7.500 militares para... ¿para qué?—. Que, entretanto, la policía española zurra a los que se manifiestan contra la incompetencia oficial en Madrid, donde muchos CAP hace más de un año que no tienen material para curas y los pacientes deben traerlo ellos mismos de la farmacia.

Quizás también quedaría admirado al ver a El Periódico y La Vanguardia abrir sus portadas con conversaciones que difícilmente pasan sobre la situación crítica de la pandemia. Uno dedica tres páginas tres a una red proxeneta —podríamos llamarla trata de blancos— que engañaba a futbolistas de países de América Latina y los obligaba a prostituirse en Europa. Caramba. El otro detalla la provisionalidad de los tejemanejes de la dividida mayoría del Govern para mantener la misma provisionalidad pero con menos tejemanejes. Un asunto apasionante que mañana mismo ya habrá cambiado de sentido. Entretanto, la gente enferma a niveles parecidos a los del pasado marzo, cuando el confinamiento duro. Es que tanta información de la pandemia aburre a la gente, dicen algunos gurús. De acuerdo, aburre a la gente, pero, sobre todo, la mata. Quizá es bueno que suene la alarma cuando toca. Hoy tocaba.

Por suerte, a El País, El Punt AvuiAra no se les ha olvidado. Aburridos, que son unos aburridos.