La tarea era titánica y no estaba al alcance de cualquiera. La investigación de los CDR detenidos el 23 de septiembre ocupa 2.761 páginas, incluido el papeleo más, digamos, administrativo. Sólo el vídeo de la declaración de uno de los siete presos dura 55 minutos. El resto son más o menos. Titular como titulan hoy su portada ABC y El Periódico —este proceso hace extraños compañeros de cama— no sólo pide nervio sino, sobre todo, muchas ganas de hacerlo, de desear mucho asociar a Quim Torra con el terrorismo —y de que te lo creas.
El sumario se filtró a media tarde de ayer. No es atrevido decir que es imposible leer y escuchar una documentación tan voluminosa y sacar conclusiones tan rotundas. Entre otras perlas, uno de los acusados se compara ante el juez con los creadores de la bomba atómica. Aparece en cinco de los 55 minutos de su declaración. Quien acusa a Torra de querer tomar el Parlamento dice que uno le dijo que le habían dicho. En fin, había que ir con mucho cuidado si se quería informar rigurosamente, propósito que quizás no es el que más se ajusta a esa extraña pareja de diarios —ni al resto que lo dan en portada, aunque sea en titulares más pequeños.
Comedia de Monty Python
Hay matices y variaciones. Se destaca la acusación de que Torra quería "secuestrar el Parlamento y declarar (sic) la República". Así lo explican ABC y La Razón. El Periódico aclara (en un subtítulo) que eso sólo lo declara uno de los detenidos —no dice que es el de la bomba atómica—. Ara y La Vanguardia especifican que los CDR habían pensado hacerlo pero que luego se arrepintieron. El País, en cambio, dice que los detenidos querían ocupar el Parlament "con Torra dentro". El Mundo ofrece otra versión: Torra "había ordenado asaltar" la cámara y todo eso "lo pagaba el CNI catalán", que es como siempre llaman al Centre de Seguretat de la Informació de Catalunya (Cesicat). El Punt Avui lo vende como que "acusan a los CDR presos de querer asaltar el Parlament".
En fin. Menudos terroristas (y portadas) de pacotilla. Sorprende cómo ningún diario es capaz de darse cuenta de que todo parece más bien el guión de una (mala) comedia de Monty Python en la que ellos mismos participan con entusiasmo, a riesgo de su credibilidad. Parece que cada diario tiene un sumario diferente. Tal vez es que las declaraciones se prestan a mil interpretaciones porque son confusas y estrafalarias, un buen motivo para sospechar de su calidad, más aún si se trata de "terrorismo" —suponiendo que cerrarse al Parlamento sea "terrorismo" y no otra astracanada. Una explicación alternativa es que no se trataba de informar, sino de embarrar o de sumar clics. Hay que descartarla: esos diarios nunca harían una cosa así.
La cosa es que ayer el gobierno y la justicia españolas —y sus sacristanes mediáticos— tenían entre manos dos patatas calientes. Una, las declaraciones de Pedro Sánchez y su vicepresidenta, Carmen Calvo, que se vanaglorian de controlar a la Fiscalía y, por lo tanto, de tener a mano la entrega del president Carles Puigdemont y de los consellers exiliados. Es el tema elegido por la mayoría de los diarios para abrir portada, cargando contra el presidente del gobierno más que los policías contra los votantes del 1-O.
Demasiado tarde
Dos, la policía británica ha devuelto la euroorden contra la consellera Clara Ponsatí porque carece de datos básicos, entre otros "el lugar y el momento en que se cometió el delito" y una "conexión clara" entre el delito atribuido y Ponsatí. Ahí es nada. No sabemos qué explica el magistrado Pablo Llarena en las 59 páginas de la petición, pero es patente que se le han escapado estos, ejem, "detalles", como dice el gobierno central, o "elementos básicos", según la policía británica. Y algunos incluso proponían hacer al juez Llarena presidente del gobierno. Más Monty Python —por más pequeña que den esa noticia en primera página.
En resumidas cuentas, no han servido de nada la filtración desesperada del sumario de los CDR ni el comunicado de última hora de La Moncloa para diluir el rechazo a la euroorden. Sólo han ganado las portadas de ABC y El Periódico. Un botín escaso.
Detalle al margen. Puede parecer que la portada de El País, que se asusta del crecimiento de la ultraderecha, juega al despiste con afán de cubrir todos esos fiascos (del conflicto con la fiscalía no dice ni mu en primera). Es verdad que da para preocuparse, pero da más la impresión de que han entrado en pánico ante la posibilidad de que sufra la imagen de la "democracia consolidada". Hay un dicho castellano: A quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga. Tal vez ya es demasiado tarde.