Nunca están contentos con nada y todo lo ven con el ojo izquierdo. La tuna mediática madrileña pasó ayer todo el día agarrándose la cabeza con las manos, escandalizada, porque Quim Torra, el president de la Generalitat, recibía al presidente español, Pedro Sánchez, con los máximos honores en Palau. "Como un jefe de Estado extranjero", decían, ofendidos, los diarios. Ese era el tono de las webs al mediodía y por la tarde de ayer. Hoy, en las portadas de papel, en cambio, se lo han pensado dos veces y vuelven a su estilo habitual de despreciar todo lo que no les gusta. El encuentro es reducido a una maniobra de "blanqueo" o de "rehabilitación" de Torra favorecida por Sánchez.
El Mundo, ABC y La Razón van tan sincronizados que no sólo coinciden en el concepto sino incluso en las palabras que lo expresan en el titular. Da la impresión que se copiaron la portada o que celebraron un solo consejo de redacción para ponerse de acuerdo en el mismo relato —o griterío, si quieres. Incluso parece que decidieron juntos hacer desaparecer de la portada las mejores fotos del acto: la de ambos presidentes bajo la pancarta del balcón de Palau, y la de Sánchez y Torra pasando revista a la guardia de honor de los Mossos —chaqueta, sombrero de copa, guantes y alpargatas— que presentaba armas (también se las ha ahorrado La Vanguardia, ya nos conocemos).
Por suerte, la reunión quedó en un encuentro de contenido más bien gaseoso, porque es inimaginable el alboroto que habrían movido si hubiera tenido alguna sustancia.
Te tienes que reír. Están tan atrapados en su marco mental judicial-policíaco que ni han advertido que Sánchez ha hecho buen papel —generar "buen rollo" y no regalar nada, como explica aquí Jordi Barbeta— y podían haberlo pintado como la España camisa blanca de mi esperanza que se acerca con la mano tendida, a la vez que dejaban a Torra como un obsesionado que propone imposibles, un modo de impedir la conversación y el acuerdo, etcétera.
Eso es lo que procura hacer El País en su primera página, con más maña, foto de la formación de Mossos incluida. A la caverna le habría bastado explicar los hechos limpios y pelados para volver del revés uno de los pilares del relato indepe. Pero ¿qué les vas a explicar, si son adictos a esa droga del periodismo de cuartel, comisaría y juzgado, hecho de bramidos y griterío?
Al menos su indignación patriótica y constitucional ha servido para que no cargaran la mano contra el nuevo régimen penitenciario de los Jordis —la verdadera noticia del día.
La prensa de Barcelona despliega la cumbre con sobriedad y un punto de alegría, unos metros acá de los tradicionales festejos al "amo bueno" que nos lleva de excursión. Es un paso adelante. Salvo El Punt Avui, claro, que titula socarronamente con un "Continuará..." evocador de los inacabables folletines del siglo XIX. Todo un presagio.