Los diarios de Madrid y La Vanguardia abren la portada con el discurso de Felipe VI. Las dos frases ganadoras de la real declaración son la que apela a “evitar que se instale el germen de la discordia” y la que caracteriza la Constitución como fuente de la democracia y de la convivencia. Una u otra son título principal de los cinco diarios. Ara, que lleva la cosa en portada, pero como tema secundario, escoge una tercera en la que el Rey reclama “respeto” entre las instituciones del Estado. En sus editoriales, El País, La Razón y ABC se deshacen en elogios y hacen la ola a Felipe de Borbón, entusiasmados con su defensa del sistema de 1978 y de la Constitución que lo afirma —o que lo petrifica, si quieres—.

La Vanguardia, como casi siempre, espera a publicar su editorial a ver qué dicen los otros. El Periódico lleva un título raro (“El rey alaba la Constitución como fuente de certezas”). Se entiende que quiere decir Constitución o caos y barbarie, etcétera, pero lo hace impropiamente, porque no se predica de una constitución la certeza, dado que es el “conocimiento seguro y claro de algo” o la “firme adhesión de la mente a algo conocible, sin temor de errar”, según el DRAE. Una constitución es una convención política más o menos abierta, y justamente para interpretar y acotar este más o menos es necesario, por ejemplo, un Tribunal Constitucional, que no sería necesario si la carta magna se compusiera de certezas.

Hasta aquí, todo normal. Es poco razonable esperar de los diarios dinásticos de Barcelona y Madrid nada más que oro, incienso y mirra para el Rey, y la fabricación de una interpretación de las ambigüedades y tópicos del discurso que disfrace el palique de siempre sobre la unidad de España, la ley, la Constitución, la prosperidad, bla, bla, bla. Tiene gracia que algunos de esos diarios interpretan que Felipe VI abronca a los actores políticos (partidos, instituciones…) como causantes de atizar la polarización que conduce a la “discordia”, mientras que los mismos diarios no se dan por aludidos. Muchos de los que ahora hacen ver que se escandalizan han participado activamente en todas las lacras que denuncia el Rey, con un partidismo sectario —chillón o no—, la denigración sistemática de la persona y el carácter de los políticos y cargos que les disgustan, o los juicios de intenciones desorbitados sobre la actividad política de los desafectos.

Tres diarios abren portada con otros temas. Los tres son catalanes. El Periódico promete reportajes interesantes sobre “historias que el día a día suele sepultar”. El Punt Avui va con dos asuntos que son como las caras de la misma moneda: el consumismo desatado de esta Navidad en medio de un momento crítico sobre un recurso básico como es el agua. Ara también provoca el ojo y la curiosidad con un reportaje sobre Belén ilustrado con una foto de la basílica de la Natividad de Jesús (N.B.: es lo que se celebra hoy, 25 de diciembre). Tiene gracia porque es el diario donde más opinadores han cuñadeado sobre Jesús de Nazaret y porque el subtítulo es punzante: dice que Belén, una ciudad palestina, “vive pendiente de los israelíes, igual que hace dos milenios estaba pendiente de los romanos”. Bien visto.

La Vanguardia
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