El Mundo habla hoy de acoso nacionalista en dos títulos diferentes. Debe ser un fenómeno muy grave —o quizás es grave la obsesión del diario con el nacionalismo, que siempre es de los otros. Un título hace referencia a las objeciones de Esquerra Republicana, Bildu y Compromís a la reforma de la reforma laboral promovida por el gobierno español y que pronto debatirá el Congreso. Como se conoce que la oposición del Partido Popular de Pablo Casado a la propia reforma de la reforma es eso, oposición, mientras que la de los mencionados partidos es acoso. Es difícil averiguar un criterio razonable para calificar tan desigualmente dos actitudes tan iguales, si no es que el periódico ha decidido apalear a los partidos que le desagradan y tratar con normalidad a los que le gustan.
El otro título protagonizado por el concepto acoso nacionalista es un anuncio de La Lectura, el nuevo suplemento cultural que sustituye a El Cultural, arrebatado hace dos o tres semanas por Pedro J. Ramírez para su digital El Español. Este suplemento arrancó en ABC, a quien se lo birló El Mundo cuando Ramírez era su director. Y ahora se lo ha vuelto a quitar. Una guerrita particular. Sea como sea, el nuevo vertical de cultura del tabloide ultra avisa de que el viernes hablará de "repensar España", tema recurrente desde que los arbitristas de los siglos XVI y XVII dirigían memoriales al Rey pidiéndole que tomara uno u otro arbitrio, que significa alguna cosa entre "decisión" y "solución". El Mundo menciona "las ideas de hace cien años", de manera que ahorrará a los lectores la típica paliza sobre Tomás de Mercado y Sancho Moncada, Ángel Ganivet y Joaquín Costa, etcétera, que son más antiguos. También sobre Narcís Feliu de la Penya, el único arbitrista catalán potable, que en 1681 escribió Político discurso... a S. M. suplicando mande y procure impedir el sobrado trato y uso de algunas ropas extranjeras que acaban el comercio y pierden las artes en Cataluña y, dos años después, el más o menos famoso Fénix de Cataluña, origen de la manía proteccionista catalana que no cambió hasta los años 90 del siglo pasado, época en que Catalunya se acredita ya como economía exportadora tipo Alemania.
Bueno. Perdona la digresión. Tiene gracia la repetición del concepto acoso nacionalista, sustituto quizás de las expresiones "órdago independentista" y "desafío separatista", estropeadas por el abuso. En la misma portada puedes encontrar otras expresiones pedantes y campanudas sobre la misma obsesión, como "asalto del procés al Barça", que incluye la combinación en una sola frase de las palabras huido, fugado y Puigdemont. Bravo. New WR. El título principal lo dedican a la causa reabierta por la fiscalía anticorrupción contra Ada Colau por subvencionar entidades afines a los comunes. Debajo, otro título atribuye a Mònica Oltra, la vicepresidenta del País Valencià, de Compromís, la responsabilidad de unos maltratos a menores. Ya sabes que, en el mundo de El Mundo, los comunes y Compromís son siempre nacionalistas.
Hablando de nacionalistas, a la derecha de la parte baja de la portada se anuncia una entrevista al expresidente de los serbios de Bosnia Milorad Dodik. El hombre dice que Bosnia "ha fracasado" y que "es mejor que nos separemos de forma civilizada". Caray. Separatista sí es. El diario, sin embargo, no aclara si eso es "acoso nacionalista" o no. Muy probablemente lo sería si esas declaraciones correspondieran a un político catalán en relación con Catalunya y España, pero aun es hora que El Mundo dé a algún líder indepe la misma oportunidad de explicarse que al expresidente de la República Srpska, fundada por Radovan Karadžić, condenado a cadena perpetua por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia por el genocidio de Srebrenica (8.000 muertos), entre otros crímenes contra la humanidad. El peligro, sin embargo, es el "acoso nacionalista". No digas que no tiene gracia.
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