(Antes que nada, fíjate en los anuncios que el PP ha colocado en El País y La Vanguardia, que son diferentes. ¿Será que no tienen narices de poner en el diario de Barcelona el mismo anuncio que en el diario madrileño?).
Dentro de un mes y medio se celebrarán elecciones en Catalunya. Las del 14-F no son unas elecciones cualquiera y seguramente todos los que leen esta pieza sabrían razonar por qué —es un segundo motivo para no explicarlo: El primero es que esta pieza trata de las portadas de los diarios impresos de Barcelona y Madrid y no de otra cosa. Pero se hace difícil de entender por qué las portadas de los diarios de Barcelona no llevan más material sobre el 14-F. La campaña no oficial ha empezado hace días —no hay acto del Govern que no tenga este trasfondo— y es bien claro cuáles son los temas informativos de la contienda, las rivalidades entre partidos, especialmente interesantes porque todo el mundo sabe que el gobierno que viene será de coalición. De cuál no se se sabe, pero de coalición.
Este hecho solo —no por obvio menos decisivo— ya otorga a las próximas elecciones uno aura particular que quizás acreditaría más portadas para el tema. No será por miedo de repetirse. Hay mucho material nuevo en el relato de estos comicios: la posibilidad de una o dos nuevas coaliciones de gobierno, la entrada del neofranquismo desacomplejado en el Parlament, resurrecciones y batacazos previsibles o no, nuevos espacios políticos que se juegan la vida, protagonistas nuevos poco conocidos, los efectos de la pandemia en el comportamiento de los votantes... Di que todas las elecciones son parecidas si quieres, pero unas menos que otros y las de 2021 son más atípicas que típicas.
Vaya, todo es opinable, pero destripar poco a poco estas elecciones parece más sustancioso que volver a decir que el Govern no sabe qué hacer con las medidas sanitarias de Fin de Año —si las agrava o no— y que, por lo tanto, tampoco tiene claro qué hará en Reyes. Todo esto está muy bien y merece la pena explicarlo pero de las elecciones que vienen depende el Govern postpandemia. No es banal.
Bonus Gibraltar. Muy valentones El País y ABC, que abren con las amenazas del gobierno español al Reino Unido si no firma el acuerdo sobre Gibraltar. La ministra de Exteriores ha blandido las plagas bíblicas. Tranquilo. Es un bluff. La parte del león del acuerdo ya está arreglada: caen fuera del ultimátum los trabajadores transfronterizos registrados, que dispondrán de un carné específico que les permitirá moverse con libertad. La inmensa mayoría de estos trabajadores son españoles ocupados en Gibraltar. Es decir, que la amenaza de establecer un control de mercancías y personas ("Brexit duro") afectaría a muy pocas mercancías y personas. El típico postureo español que retrata Cervantes: "Fuese y no hubo nada".