Un día más los diarios que encontramos en el quiosco están en modo espera. A la espera del gran titular sobre el capítulo final de la operación de estado salvemos al rey Felipe VI y a la espera de que acabe la cumbre europea que tiene que acordar (o no) los fondos para la reconstrucción cuando todavía no ha pasado la pandemia del coronavirus. Y mientras estamos a la espera, la Covid-19 va haciendo de las suyas y se amplían las restricciones.

Los Reyes vendrán hoy a Catalunya, casi a escondidas, en su tour post-Covid y la Casa Real todavía no habrá hecho público aquello que todo el mundo espera, el castigo de Felipe VI a su padre por haberse embolsado millones y millones de euros y esconderlos en Suiza. Por no haberlo hecho lo suficientemente bien como para que nadie se enterara?. Se da por hecho que lo echará del Palacio de la Zarzuela, y poco  más. Y mientras eso no llega El Mundo sigue sacando jugo a las cartas que la examante de Juan Carlos I, Corinna Larsen, ha ido haciendo llegar en la Casa Real amenazando con hacer público todos los negocios oscuros del emérito si ella acaba recibiendo por|para las fechorías económicas del emérito. Parece que la Fundación Lucum no sería la única off shore de lo que fue considerado el rey del pueblo.

En este contexto, La Vanguardia se hace eco del anuncio hecho ayer por el presidente de la Generalitat, que estudia sumarse a las acciones judiciales que hay contra el emérito por corrupción. Ya lo ha hecho Òmnium Cultura, ahora lo podría hacer Quim Torra.

La cumbre que no acaba

Y mientras esperamos como acabará el vergonzoso y escandaloso culebrón real, seguimos con el cuarto capítulo de la cumbre europea que reúne en Bruselas a los líderes europeos. Tenían que ser dos días y ya llevamos cuatro, con sesiones de mañana, tarde, noche y madrugada, y parece que el acuerdo está lejos. Los frugales, los países del norte, ponen condiciones en el plan de reconstrucción para superar el impacto de la Covid-19. No se fían de los países del sur. Quieren más crédito y menos subvenciones, y un control como Dios manda sobre cómo se gestionan los fondos, un fondo que quieren que se reduzcan de forma considerable. Una vez más, Europa no avanza unida y puede pasar de que sus líderes vuelvan a casa tal como llegaron, o con un pacto de mínimos.

Quien no se marcha es el coronavirus, que sigue sumando contagiados y obliga a ampliar las restricciones en más municipios catalanes, mientras sigue la bronca entre el Govern y los ayuntamientos del área metropolitana sobre las medidas adoptadas. Los positivos siguen creciendo, sobre todo en Barcelona y, según revela El Periódico, el 75% de los casos no tienen fuente conocida. Un julio bien diferente a lo que nos esperábamos.