Entusiasmo por el futuro de España en las portadas de los diarios que miran con buenos ojos al gobierno central. La Vanguardia habla del futuro halagüeño de la industria militar española en una promoción o balcón, que es como algunos llaman a la faja inmediatamente bajo la cabecera. El País dice que España "se prepara para un auge sin precedentes" de instalaciones de energía solar y eólica. Lo califica de "explosión", concepto que queda un poco raro si hablas de energías renovables aunque, ya ves, habría sido peor, por inoportuno y confuso, si La Vanguardia hubiera titulado "explosión de la industria militar". Tampoco es idóneo llamar explosión al pronóstico de El Periódico, que presenta a Italia y a España como relevo de Rusia en el suministro de energía al resto de Europa. El porvenir es esplendoroso y de tonos saudíes.

Dice Patxi López en una entrevista a El Mundo que "cualquiera puede tener en casa un corrupto o un corruptor". Es uno de los títulos de portada. El exlehendakari y ahora portavoz del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados habla así al ser preguntado sobre el caso Mediador, protagonizado por un exdiputado socialista que vendía influencia a cambio de dinero. No mucha influencia y no mucho dinero —por lo que se sabe hasta ahora— pese al griterío (I'm Shocked! Shocked!) de la derecha mediática desde hace una semana. Pues bien, o Patxi López juega una técnica argumental sofisticada para sacarse de encima al último corrupto socialista o el diario le ha hecho una jugarreta. Es como si nos dijera a todos: Hazte así, que tú también tienes un corrupto (o corruptor) en la nariz. Es fácil imaginar los lectores de El Mundo llegando a casa este domingo y pidiendo alarmados a su pareja que deje todo lo que está haciendo para ponerse a buscar el corrupto (o corruptor) que sin duda se esconde en su casa porque, claro, ¿quién no tiene un corrupto (o corruptor) en casa? En fin. Hay que tener mucho nervio o poco cerebro para implicar que todo el mundo es corrupto (o corruptor) y así justificar o blanquear el propio estercolero.

Es también destacable que ABC considere la noticia principal el "giro al centro" de Giorgia Meloni, la primera ministra italiana y líder de la coalición de derecha extrema y extrema derecha. El programa electoral de Meloni incluía propuestas rozando la xenofobia institucional, de manera que sí: es buena noticia que su postura sobre los migrantes se alinee con la de la Unión Europea. Lástima que, a pesar de dedicar tanto espacio a la "centrificación" de la Meloni, ABC no haya tenido la bondad ni la sensibilidad de añadir que este sábado el mar ha devuelto tres cadáveres más —dos de los cuales de menores— en la costa de Calabria, donde el 26 de febrero naufragó una embarcación con entre 180 y 200 migrantes a bordo. Hacía horas que las autoridades sabían que aquella barcaza precaria rondaba por allí y ni caso. De momento hay 74 muertos, de los cuales 30 menores. El tráfico no se detiene. Mientras se escribía el Quioscos & Pantallas otro barco con 500 migrantes tocaba puerto en Crotone, también en Calabria —este sí, escoltado por la guardia costera— y otra barcaza que ha zarpado de Libia con 47 personas a bordo va a la deriva en medio del mal tiempo.

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