Quizás la moraleja de las portadas de hoy es que si los diarios de Barcelona —todos se editan en catalán o tienen una versión en catalán— se pusieran con la lengua catalana la mitad de tensos que los de Madrid con la española, los resultados de las encuestas de uso de lenguas en Catalunya quizás no cambiarían mucho, pero es muy posible que en La Moncloa no se les ocurriera hacer leyes donde se ignora que en el estado español se hablan otras lenguas que el español y son cooficiales (lo que sea que signifique eso). Tal vez tener una actitud más decidida en favor de la lengua no sería suficiente para rebajar la histeria de los diarios madrileños y de algunos profesionales que trabajan en Catalunya, que inventan conflictos de lenguas, "comisarios lingüísticos" y "vigilancias" oficiales, como El Mundo en su portada de hoy, donde suelta todo el vapor de su paranoia patriótica. Saben bien qué hacen. De aquí se puede seguir una denuncia en la Fiscalía o en el juzgado, o algún fiscal o juez, por su cuenta, puede animarse a abrir una causa o una investigación y ya está armada. Gente yendo a declarar, leyes paradas, inquietud y miedo extendidos, etcétera.
ABC no se queda atrás y desorbita una proposición que ha votado la mayoría que apoya al gobierno español para que las lenguas llamadas cooficiales puedan utilizarse en el Senado igual que el español, es decir, en todas las actividades parlamentarias de la cámara alta y no sólo para el debate de las mociones. Es muy del tabloide monárquico esa técnica de hacer ver que enloquece en situaciones como esta, que describe como una "ofensiva contra el castellano". Te tienes que reír. Más bien parece una ofensiva de ABC contra el sentido común. Es el mismo diario donde José María Pemán —que no era ningún bolchevique— publicó en 1970 una Tercera [la principal pieza de opinión del diario, que va en esa página] en que aseguraba que el problema del catalán era considerarlo un problema. Evocaba el error de prohibir el catalán (cómo pasa ahora en el Senado). Para Pemán, la cuestión era tan sencilla como un vaso de agua clara. Se conoce que ahora, en ABC, la ven cuadrada, en línea con el procurador falangista Adolfo Muñoz Alonso que, aquel mismo año, decía: "Mucho cuidado con creer que la lengua es solo vehículo a través del cual los hombres se comunican, porque también a través de ella se filtra el alma y, a veces, los virus para el alma".
Hablando de virus —de virus de verdad— parece un poco exagerado inquietarse tanto como La Vanguardia por la pérdida de 100.000 dosis de vacuna en Catalunya "porque no se previó la caída del interés por inmunizarse". A ver. Aparte de que en un país de tradición ahorradora eso de dejar perder cosas no hace ninguna gracia, ¿se podía prever la desgana, la dejadez? ¿Podía cuantificarse? ¿Hay alguna fórmula que permita relacionar la indolencia inmunitaria o farmacéutica con el número de vacunas que hay que encargar? En fin, todas estas preguntas —y más que pueden hacerse— son para caricaturizar el título del diario de referencia del país sin afán de herir. También sirven para justificar que se diga que esta portada agarra el rábano por las hojas. Además, el resto de diarios habla de 70.000 vacunas (69.129, según Ara, preciso como un láser) y La Vanguardia de 100.000. Al margen de que son muchas vacunas de diferencia, si los diarios no se ponen de acuerdo en esa cifra, da un poco de mala impresión exigir tanta precisión a la Administración pública en la compra de vacunas. Parece, vamos.