Hay que tener nervio para omitir en portada el enésimo fracaso de la justicia española fuera del territorio español. El tribunal de apelaciones de Gante, en Bélgica, consideró este martes que las canciones del rapero Valtònyc, por las que España pedía su extradición, no son delito de amenazas en Bélgica y, por lo tanto, no puede entregarle. Es extraño que en las portadas de los diarios no aparezcan títulos tipo "Audiencia Nacional, déjelo" o "Los jueces belgas acaban con la farsa de la justicia española", tal como titularon El Periódico y El País el día después de la detención del president Puigdemont en Alemania, pensando que sería inmediatamente extraditado.
Los periódicos ya habían condenado a Puigdemont antes de que la justicia alemana —la de Bélgica vendría después— lo dejara libre con razonamientos parecidos a los que ayer se utilizaron para considerar que Valtònyc ha defendido su derecho a la libertad de expresión. Que algo no funciona en la justicia española es obvio cuando no le dan la razón cada vez que tiene que salir a defender sus sentencias fuera del territorio español. Y no es la primera vez.
Solo El Punt Avui, Ara y La Razón llevan algo en portada. El título del periódico del Grupo Planeta hace reír, aunque se hagan los ofendidos. "Bélgica desprecia a la justicia española", dice, sin considerar los razonamientos jurídicos de los jueces belgas, que, por segunda vez, ahogan la extradición del cantante mallorquín. La justicia no es cosa de desprecios ni de elogios, sino de derechos. ¿Qué dirían si los tribunales belgas les hubieran dado la razón? Que son una de las maravillas del mundo, que si el estado de derecho, que si la Democracia Consolidada™, etcétera. Se nota que cuando las sentencias no coinciden con sus deseos ya no son justas y hay que ignorarlas.
El drama de todo eso es que cuando llegue el veredicto sobre las sentencias a los líderes del 1-O, los lectores de estos periódicos se llevarán un susto de los que hacen época. Más importante, todavía, es el hecho que los derechos que Valtònyc ha protegido y defendido en Bélgica no se tienen en la misma consideración en la justicia ni entre la prensa españolas, que los tendrían que defender por defecto. Qué pena.