Es fascinante y deprimente comprobar qué diarios llevan en portada la detención y encarcelamiento de Pablo Hasél, el rapero leridano condenado por injurias a la Corona y a las instituciones del Estado —sí, eso es delito en España— y enaltecimiento del terrorismo por aludir en algunos versos a ETA y Grapo. Ahora vamos a los diarios. Antes, sin embargo, hay que recordar que esas dos bandas terroristas están inactivas y desaparecidas hace años. También que el Constitucional establece que alabar terroristas sólo es delito si supone una incitación deliberada e idónea que mueva a otros a cometer terrorismo. Es fácil ver que los versos de Hasél encajan mal en ese concepto. Respecto a las injurias, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, muy educadamente y varias veces, ha explicado al Estado español que quemar fotos del rey —o criticarlo, incluso mucho— está amparado por el derecho a la libertad de expresión.

Es decir, que con Hasél están en juego derechos tan elementales como el ahora mismo mencionado o el de manifestación, y no la valía de sus obras, su grado de simpatía, su calidad como yerno, etcétera. El premio al silencio se lo llevan El País, La Razón y ABC que no dicen ni gota en portada. Cabe decir que el tabloide monárquico abre con la cosa su "segunda portada" de página 2, pero no inquieto por los derechos, sino por los disturbios —se han quemado contenedores, apedreado policías y causado destrozos en la comisaría de los Mossos en Vic, etcétera: la gente estaba cabreada. Acto seguido vienen los diarios que lo llevan en portada pero como un asunto menor, asustados y afligidos por los atentados al orden público, la paz social y toda la pesca. Que España encarcele a un cantante por sus canciones es gordo pero es peor que la gente se enfade tanto y perjudique el descanso de los vecinos y las losetas de Gaudí de Barcelona. Estos diarios son El Mundo, La Vanguardia y El Periódico.

Medalla para Ara

El Punt Avui apuesta más. Le da la foto de portada y se fija en las manifestaciones de apoyo a Hasél en toda Catalunya, al final de las cuales se han producido los disturbios. Ara es el único que tiene la sensibilidad de abrir la portada con el tema y enfocarlo por donde se esperaría de un diario más preocupado por los derechos que por los contenedores y el barullo callejero: "El rapero Hasél entra en la prisión por sus canciones". Este es el tema, más que los disturbios. Si incluso el Liceu y más de 200 artistas, además de Amnistía Internacional, han pedido que el rapero no entre en prisión. Pero la fiscalía insistió y la Audiencia Nacional hizo suya la insistencia.

Ahora viene lo mejor. ¿Qué ocupa el lugar en portada que merecería el encarcelamiento de un cantante por cantar? Pues otro Pablo. Casado. Pablo Casado ha decidido vender la sede central del Partido Popular o Génova, porque está en esa calle de Madrid. De repente y sin informar a casi ningún otro dirigente del partido. La sede fue arreglada y reformada con dinero procedente de la caja B. Es decir, se trata de una maniobra propagandística irrelevante en medio de los juicios por varios casos de corrupción que afectan al PP. Incluso La Vanguardia abre con esta pirotecnia. Se entiende el interés, porque los diarios ven en el edificio el emblema de la corrupción del PP, y en el gesto de abandonarlo un reconocimiento de la corrupción combinado con un meaculpa y tal. Sin embargo, oiga, es una cortina de humo contra el hecho de que se encarcela a un señor por un delito de opinión.

Tiene gracia —o llanto— que fuera el PP quien endureció el Código Penal con 40 nuevos delitos, que criminalizan hechos como los protagonizados por Hasél, y quien hizo tragarse al Congreso, sin transaccionar, la Ley de Seguridad Ciudadana, la "ley mordaza", aun vigente. Claro, con diarios así, unos tan blanditos y otros tan cómplices, qué quieres. ¡Normalidad democrática! ¡Circule!