Hoy es El Mundo quien presenta la portada de mayor impacto, con una primicia: la Audiencia Nacional repondrà al coronel Pérez de los Cobos —que dirigió la represión del referéndum del 1-O— al frente de la Guardia Civil de Madrid, anulando la destitución ordenada por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por ocultarle información. El problema es que la información que quería el ministro versaba sobre una investigación judicial. De los Cobos alega que no sabía nada, pues se ocupaba un subordinado sobre el que, en aquel caso, no mandaba él sino el juez instructor, como marca la ley. Para más inri, el caso —se acusaba al delegado del Gobierno en Madrid de agravar la pandemia por autorizar la manifestación feminista del 8-M de 2020— fue archivado por el mismo instructor. Por los verbos que utiliza ("rectifica", "restituyendo") da la impresión de que El Mundo se frota las manos. No es para menos. Si se confirma, la cifra de chapuzas políticas de Marlaska va camino de superar a la de chapuzas judiciales. Sería un hecho considerable, a la vez que confirmaría el precario estado de la separación de poderes en la Democracia Plena™.
También tiene gracia comparar las fotos de portada de El Mundo y El País. Parece que se hayan cambiado los papeles. ¿Por qué El País pone las fotos de las vicepresidentas y el presidente del Gobierno de espaldas? Esperemos que la respuesta no implique recurrir a Freud, Jung o Lacan. La noticia principal de El País también da un poco de cangueli: la Comisión Europea pide al Estado español reformas laborales duras si quiere recibir los fondos de reconstrucción.
Los diarios de Barcelona superan el desafío de no titular con un hecho que todo el mundo conocía desde el sábado pasado. Bravo. La Vanguardia y Ara son más negativos y/o pesimistas que El Punt Avui y El Periódico, que se apunta a la manía de las hipérboles y califica de "bofetada" la abstención de Junts a la candidatura de Aragonès. Hombre...
Los mentirosos
España sale mejor que peor en el informe anual sobre Derechos Humanos del Departamento de Estado de los Estados Unidos, elaborado los últimos meses de la administración Trump. Con España no se han matado: es una recopilación de otros informes elaborados por la ONU, Amnistía, HRW y otras entidades y ONG. Catalunya es nombrada 24 veces, 18 en relación a informes críticos y denuncias sobre la sentencia y prisión de los líderes del 1-O, especialmente de los Jordis. Así aparece en la sección que se ocupa de los... presos políticos. De aquellas 18, el trío de la bencina no menciona ni una. Se indigna, eso sí, con la alusión de un informe de 2019 de la Federación Internacional de Periodistas, que consideraba Catalunya "territorio peligroso" para los periodistas. No llegan ni a sinvergüenzas de tan infantiles.
Tampoco dicen nada de "la preocupación del ponente especial de la ONU sobre minorías por el aumento en Catalunya de los discursos de odio contra los catalanes como grupo minoritario en medios sociales y otros" tras la sentencia del 1-O. "Políticos y otras personas de fuera [de Catalunya] pintaban a los catalanes como traidores que tenían que ser tratados severamente, a veces con lenguaje violento", explica el Departamento de Estado. Silencio.
Peor aún es el título escogido para la portada, especialmente en ABC y El Mundo, que explican el informe como una "acusación" o una "denuncia" de los EE.UU. al gobierno español por atacar la libertad de prensa en sus críticas a algunos medios y periodistas. A ver, el informe del Departamento de Estado nunca "acusa" ni "denuncia". Es una lista de hechos y alegaciones sin valoración política, jurídica o ética. Pura documentación para uso del gabinete del presidente y del Congreso. Quizás les molesta que haya más imparcialidad en el informe norteamericano que en todo lo que el trío de la bencina lleva impreso este año.