Es bonito ver cómo se esfuerza el trío de la bencina en presentar el peor panorama posible. Este miércoles han querido aprovechar la idea de Junts de penalizar fiscalmente las empresas que no vuelvan a Catalunya y premiar las que regresen para pintar al gobierno de Pedro Sánchez como un grupo de anticapitalistas por omisión y a Junts como un partido activamente antiempresarial. La portavoz del Gobierno, Pilar Alegria, insistió el martes tres veces en que garantizarán la seguridad jurídica de las empresas, etcétera, una respuesta que ha sido traducida a los títulos como que no se oponen a la ocurrencia de Junts y se lee como que están a favor. Cabe decir que La Razón no se ha apuntado a titular contra el gobierno español por lo que no dice, como hacen los otros dos diarios del trío, que abren sus portadas con un juicio de intenciones tratado como si fuera un hecho. Sea como sea, se confirma lo que se decía en esta columna este martes: las portadas repiten la misma narrativa (el gobierno de Sánchez es incapaz y frágil) con elementos diferentes.

El resto de diarios que aquí se comentan comparten el mismo relato pero con una graduación inferior y un tono menos tremendista. La Vanguardia es el que le echa más sal y pimienta y habla de "el aviso" de Junts a Sánchez. También da más información que los otros y explica que el gobierno español sopesa retirar y renegociar las medidas que disgustan a Junts de los decretos ómnibus que se votan este miércoles. El País, más moderado, también da protagonismo a Podemos —que también se opone a los decretos— y utiliza un concepto menos caliente: "ponen a prueba la estabilidad de la legislatura". Eso pasa, en efecto, pero suena un poco a disimulo, a echar agua al vino, como cuando al aborto lo llamas "interrupción voluntaria del embarazo" o hablas de "operación militar especial" en lugar de guerra. Si está en juego el mismo gobierno, se hace extraño hablar de "la estabilidad de la legislatura".

El Ara lleva un título como una especie de cliffhanger de serie de televisión, un final colgado, como cuando un episodio de una serie acaba con escenas inquietantes y tensas que dejan para el siguiente capítulo el desenlace, generando entre la audiencia la expectación que les mantiene enganchados a la siguiente entrega. El Periódico hace más o menos lo mismo e insta al lector a seguir el acontecimiento para saber cómo acaba. El Punt Avui publica la cosa en un cuadrito que reproduce lo que ya se sabía desde primera hora de la mañana del martes. En su nueva línea, vuelve a editar una portada de revista con un pronóstico sobre las consecuencias de la sequía que sufre el país (spoiler: media Catalunya será un desierto). Un tema parecido —la crisis climática— abre la portada de Ara, por cierto: la progresión del calentamiento de la tierra. La temperatura es demasiado alta en todas partes, desde el Congreso de los Diputados hasta los océanos y la atmósfera.

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