Las portadas de los diarios impresos de Madrid ponen cara de póquer pero se les escapa la risa por debajo de la nariz al anunciar a toda plana que Junts rompe con ERC, deja el Govern y deshace la unidad independentista que se ha mantenido a trancas y barrancas desde 2015. Más aun, todos apuntan que ahora Esquerra depende del PSC para sacar adelante el apoyo parlamentario que requiere el Gobierno, especialmente El País, que encomienda la segunda parte del título —tan grande como cuando Rusia invadió Ucrania, esta es la importancia que le dan— a la aritmética parlamentaria: si ERC quiere salir adelante necesita construir una mayoría en la cámara legislativa que sólo puede ofrecerle el PSC, que en España es un eufemismo de Madrid (concepto) (© Iu Forn). La razón de tanta alegría está en el antetítulo: "El fin de ocho años de unidad secesionista", que ha sido y es la primera y principal inquietud de la política española y de los poderes fácticos. El Mundo y ABC dan por hecho el apoyo de los socialistas porque les conviene para apuntalar su narrativa de que Pedro Sánchez gobierna con los separatistas (y los comunistas y los terroristas). Es más, acude a salvarlos. Es la misma y exacta reacción del presidente del PP de Catalunya aquí y aquí. El PP tiene tres diputados en el Parlament pero en Madrid hace todas las portadas de diarios que quiere porque los diputados que le importan son los que van al Congreso y las se acercan las elecciones generales.
Los diarios catalanes, que tienen muchas conchas y no sufren el pressing de contentar al público español, se privan de hacer grandes pronósticos políticos. Se les lee más contenidos, incluso a la hora de repartir culpas. Ni el presidente exiliado Carles Puigdemont, a quien todos consideran una migraña excepto El Punt Avui, aparece en las portadas de Barcelona como chivo expiatorio o muñeco de golpes —y este sábado sería el día, que por menos ha recibido de lo lindo. La Vanguardia apunta vagamente al PSC en un subtítulo. Nadie más se atreve. Este diario describe la retirada/huida de Junts como un "portazo". Ara dice que Junts "rompe el Gobierno". El Periódico, más aéreo, habla en el antetítulo de "final abrupto" y en el título de "cambio de tercio", frase taurina que, desde el punto de vista semántico, le cae a la situación como unas ruedas de monopatín a un Fórmula 1. El Punt Avui publica un enorme 52% en ruinas, porque la narrativa de este diario —y otros— ha sido siempre que las elecciones originaron una mayoría independentista en votos y escaños que debía funcionar para que no tomaran vuelo los partidos unionistas. En retrospectiva, queda claro que es una portada que se podía haber publicado casi cada semana desde que se celebraron los comicios del 2021.
Ningún diario osa certificar en portada la interpretación más obvia de los acontecimientos de este viernes: el procés ha muerto, que es como el director de esta santa casa titula el Editorial. Los diarios de Madrid quizás no se fían del todo, tal vez escaldados por los varapalos de la justicia internacional a los juicios para el 1-O. Los de Barcelona porque fruta más verde han visto madurar y, seguramente, porque saben que todo lo que originó el procés continúa vivo y sin resolverse y, por tanto, tarde o temprano, si no se pone remedio, habrá otro procés, aunque no reciba este nombre ni tenga los mismos protagonistas.
Las fotografías captan mejor el momento y los ánimos. En las de El País y La Vanguardia se ve a la presidenta y el secretario general de Junts, Laura Borràs y Jordi Turull, bien separados y con cara de asistir a un funeral en el que no quieren estar. Son unas fotos magníficas con una fuerza y un contenido que ningún título puede captar y mostrar, especialmente —es muy opinable, claro— la de La Vanguardia, donde Borràs se arregla el pelo pero da la impresión de llevarse las manos a la cabeza. La de Ara tiene la gracia que está hecha a través del ojo de buey de la puerta de la sala de prensa de Junts, pero se pierden las expresiones aturdidas de los dos líderes de Junts. Las tres son imágenes de verdad, no como la de ABC, en la que Turull, Borràs y Albert Batet aparecen sonrientes y felices, cosa que genera la impresión que todo les importa un rábano o de que se ríen del muerto y de quien lo vela. El Mundo presenta otra imagen de verdad: el Presidente Pere Aragonès en la galería gótica de Palau, de lejos y solo, como queriendo decir que se ha quedado más colgado que una luz de gancho. Tiene lógica en función de su título, eso sí. El montaje de El Periódico, en cambio, muestra una ruptura, una ruptura, como si quisiera complementar el título. Bueno.