Carlos Lesmes, presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo, es el protagonista de todas las portadas excepto las de Ara y El Periódico. Ha amenazado con dimitir si los dos grandes partidos dinásticos, PP y PSOE, no pactan la renovación del CGPJ, que tiene el madato caducado hace cuatro años. Cuatro. Años. Con. El. Mandato. Caducado. Eso supone la paralización de los nombramientos de magistrados del Tribunal Supremo y de los Tribunales Superiores autonómicos. También bloquea la renovación de cuatro magistrados del Tribunal Constitucional. El Mundo lo explica con un relato muy suyo y presenta a Lesmes como un valiente que quiere evitar que el actual Gobierno "asalte el Constitucional". ABC hace el relato de San Lesmes contra los partidos manipuladores de la Justicia. La Razón y La Vanguardia, en portada cuando menos, compran con una cierta neutralidad el relato de la dimisión de Lesmes como "medida de presión" sobre los partidos del turno.
Está todo entre el trilerismo y la decepción. Es más sencillo. Lesmes, jefe de los jueces, hace cuatro años que no controla el organismo que preside, dónde está pintado al óleo. Este martes, según El Mundo, ocho vocales del CGPJ del llamado sector conservador (es decir, patrocinados y designados por el PP) se conjuraron para bloquear la renovación de los dos magistrados del Constitucional a que les obliga la ley. Como explica El País en el título principal, esos ocho magistrados rebeldes bloquean el proceso de relevo y ponen al CGPJ al borde de la ilegalidad. Tiene fuerza. El órgano de gobierno de los jueces incumpliendo la ley. Pues si Carlos Lesmes es incapaz de gobernar el Consejo del Poder Judicial e incluso se le sublevan los vocales de su cuerda ¿como hay que entender su amenaza de dimisión? Si una situación como esta se produjera en una empresa o en una entidad cualquiera —un banco, un ateneo, un club de fútbol, una comunidad de vecinos— el presidente de la cosa habría dimitido hace tiempo y no se consideraría su renuncia como demostración de valentía sino prueba de normalidad y consecuencia natural de la incompetencia del dirigente. Los diarios, sin embargo, compran el cuento del pobre presidente sometido a los vaivenes de la política.
Justamente. ¿No es prueba fehaciente de la politización del órgano judicial que preside Lesmes, presunto héroe, caudillo y paladín de la justicia, el hecho de que él mismo diga, casi ex cátedra, que los indultos a los líderes independentistas equivalen a "huir de la ley"? ¿De qué ley habla? ¿De la misma que define los indultos como una potestad graciosa y exclusiva del Gobierno para enmendar rigores excesivos de la justicia o su aplicación en demasía? ¿Cómo es que la misma ley que cubrió los indultos a los golpistas del 23-F no puede aplicarse a los líderes del 1-O? ¿Por qué sería extraño hacerlo? Al pronunciarse de esa manera, quien politiza la justicia de veras es Lesmes, que incurre en la acusación que él mismo hace a PP y a PSOE.
Los hechos pelados y pulidos definen a Lesmes como un presidente del Poder Judicial incompetente, parcial y arrogante. Por eso El País ignora el farol del magistrado en presencia del Rey y le recuerda que es la institución que preside —con la tramposa ayuda del PP— la que pone en riesgo de ilegalidad al CGPJ. La foto que publica, también: Lesmes solo. El resto de diarios, sin embargo, le fabrican un relato de héroe del Estado. Quizás mejor que inventar una narrativa para justificar la incompetencia, parcialidad y arrogancia de Lesmes es la actitud de Ara y El Periódico. Ambos lo llevan pequeño, como queriendo decir que allá los jueces. Ara, además, lo toma por la intromisión de Lesmes en los indultos, como poniendo en duda el comportamiento del presidente del Poder Judicial. Ya veremos cómo acaba este asunto. Quizás los diarios querrán explicárnoslo sin necesidad de fabricar la realidad.