Las portadas de los diarios impresos de Madrid aúllan o se quejan del tope del 3% impuesto al alquiler de viviendas para 2024, la principal medida de la futura ley de la vivienda pactada entre el gobierno español, ERC y Bildu. El Trío de la Bencina ve la ley motivada por una perfidia soviética. El Mundo dice que "acorrala a los propietarios". Pobres propietarios. Encima de los trabajos a que los someten el Estado y, a menudo, los inquilinos, tienen que soportar la histeria y la adivinación de intenciones que practica el tabloide ultra. ABC alerta de que "altera el mercado inmobiliario". Vaya. ¿Qué tendría que alterar, el mercado de diamantes de Amberes? "Ampara la okupación", añade. Claro que sí. La Razón, como suele, pasa de explicar el contenido de la norma en los títulos de portada y dice que es la puesta de largo de "la entente" de Pedro Sánchez con los "filoetarras e independentistas" para las elecciones municipales del 28-M. Filoetarras. Realmente... Incluso a El País parece que se le escapa media queja en su titular: dice que el pacto "impone más límites al alquiler". Impone. Más límites. Como queriendo decir que encaja nuevas restricciones a martillazos. Quizás puede leerse lo contrario y resulta que tiene un deje celebratorio. No parece.
Los diarios de Barcelona, en cambio, tienen un tono más circunspecto, más precavido. Quizás porque la experiencia es un grado y ya saben que no es para tanto. En Catalunya estuvo vigente una regulación restrictiva del alquiler entre en septiembre de 2020 y marzo de 2022, fecha en que el Tribunal Constitucional la anuló parcialmente. La media docena de estudios académicos sobre esos dieciocho meses concluyen de todo. Que la oferta de viviendas de alquiler cayó. Que no cayó. Que el precio se moderó. Que no se movió. Etcétera. Puedes predecir las conclusiones de cada estudio según el organismo que lo encarga. Esos diarios ya analizaron en su momento qué pasaba en otras ciudades con limitación de los precios del alquiler. En Berlín no funciona. En Viena, sí. Conociendo el paño, los diarios barceloneses llevan unos titulares más administrativos, sin el ruido de fondo de la polítiquería y sin lanzar las campanas al vuelo, como si con la nueva regulación los ciudadanos recuperasen el paraíso perdido de nuestros primeros padre y madre.
También sale en todas las portadas —salvo en El Mundo— el aval del tribunal constitucional francés a la reforma de las pensiones promovida por decreto por el presidente Emmanuel Macron. El Estado español también tiene en marcha una reforma del sistema de pensiones. En resumidas cuentas, esta reforma supondrá reducir las pensiones futuras. Si en Francia —que hace una reformita si la comparas con la actual legislación española— salen adelante, el gobierno español se atreverá a más en el futuro. Ferrovial ya ha desaparecido del mapa de las portadas y también los casos Negreira, Tito Berni y etcétera. Parece que solo es un descanso temporal, no te hagas ilusiones.