La covid-19 ha salvado al magistrado Juan Pablo Llarena de otro ridículo en las portadas. Se ha salvado por una letra griega, la ómicron (ὂμικρόν, literalmente O pequeña), como la Organización Mundial de la Salud ha bautizado a la variante sudafricana del virus. Es una "variante de riesgo" y con gran número de mutaciones, algunas de las cuales podrían tener un riesgo más alto de reinfección. Es decir, vale la pena recuperar las medidas de protección de las que casi nos habíamos desenganchado. Llarena se ha salvado también porque los diarios de los que aquí se habla no están dispuestos a dejarlo mal, salvo El Punt Avui, que abre su primera con el asunto, y Ara, que lo lleva.

La resolución del Tribunal General de la Unión Europea da la razón al abogado Gonzalo Boye, que se sale con la suya: no se puede extraditar a Puigdemont, Comín o Ponsatí mientras el procedimiento principal está parado por las preguntas prejudiciales del mismo Pablo Llarena. Lo intentó en Cerdeña. Al mismo tiempo, no devuelve la inmunidad a ninguno de los tres por la misma razón. El TGUE tampoco presiona ni orienta la decisión del tribunal que estudia el caso principal. A eso se llama juicio y prudencia, también epiqueia (ἐπιείκεια), para seguir con el griego, "la aplicación moderada y prudente de una ley o principio atendiendo a las circunstancias personales, de lugar y de tiempo".

Cualquier ejecutivo de empresa que presentara resultados como los del magistrado sería despedido por causas objetivas, sin indemnización ni gracias. Cuando menos, relevado. ¿Qué deben pensar los jueces europeos que han topado con los expedientes, sumarios, autos y tal pascual del juez Llarena y le han dicho que no tiene razón? No deben salir de su asombro. Quizá le ven como Michael Scott, el de The Office. ¿Por qué el Estado y los diarios lo protegen, pues? Nelson Fernandes, el colosal periodista y dramaturgo brasileño, decía que la Seleção era a patria em chuteiras, la patria con botas de fútbol. Para los diarios protectores, Llarena es la patria con toga. No se le puede despachar. Da hasta un poco de pena.

Portada inquietante de La Razón

El diario del Grupo Planeta ha hecho muchos méritos en la última década para ser el diario de a bordo de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Hoy presenta a dos anónimos uniformados, uno de agente de la policía española y otro de la Guardia Civil, que amenazan al gobierno central y al Congreso por la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana, la "ley mordaza". El diario presta su portada al chantaje de las asociaciones sindicales de esos funcionarios al Legislativo y al Ejecutivo. A la soberanía popular, vaya. Todo para calentar la manifestación de protesta que hoy celebran en Madrid, en la que se disputan el protagonismo Vox y las dos facciones del PP.

La Razón —y ABC y El Mundo, los otros dos del Trío de Bencina— no lo cuentan todo. ¿Quejas por el salario y la falta de efectivos? Este viernes se ha sabido que el salario de los policías ha subido más de un 20% en tres años (como el tuyo, ¿no?) y que entre 2018 y 2021 se han creado 5.000 plazas nuevas en la policía española y 8.000 en la Guardia Civil. También es conocido que la Comisión Europea y el Consejo de Europa han reclamado al Estado español la reforma de la "ley mordaza". La Comisión de Venecia, por ejemplo, recomienda definiciones más exactas de las atribuciones coactivas de la policía y más precisión en la tipificación de las infracciones cuasipenales, castigadas con multas elevadas, de las que la "ley mordaza" crea 40 nuevas, la mayoría comportamientos típicos de protesta. El Consejo de Europa pide una evaluación regular y "en profundidad de la aplicación práctica de la ley y su impacto en los derechos humanos y las libertades...visto su potencial represivo". También insiste en que la ley "otorga poderes extensos a la policía, pero no indica en qué situaciones puede emplearlos ni qué medidas puede tomar". Y remacha: "la ley tipifica algunos delitos de manera excesivamente amplia (...) aunque puedan considerarse constitucionales".

Contra todo eso protestan esas asociaciones de policías y guardias civiles, al servicio de las cuales se ponen esos diarios. Dicen los uniformados anónimos de La Razón que se marcharán si se reforma la "ley mordaza" en el sentido que piden las instituciones europeas. Tenían que haberse ido hace mucho tiempo.

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