Todos los diarios abren portada este viernes con el auto del magistrado del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, que aplica la derogación de la sedición al presidente exiliado Carles Puigdemont y descarta la acusación de desórdenes públicos agravados, pero mantiene su procesamiento por malversación agravada y desobediencia. Llarena burla la reforma de la malversación pactada entre ERC, el PSOE y sus aliados parlamentarios —como explica Ara en un subtítulo—, aprovecha para reprobar la reforma del Código Penal promovida por aquel pacto y carga contra los tribunales europeos —Bélgica, Alemania, Italia— que desde el 2017 han tumbado sistemáticamente las peticiones de extradición del juez, dejándolo con un palmo de narices.

Cualquiera de esos elementos, por su carga de arbitrariedad judicial y aroma de persecución política, servía para hacer el título principal de la portada. La Vanguardia, sin embargo, en el papel de vigilante de la playa, prefiere elevar a título principal la opinión con que el gobierno español quiere protegerse de las acusaciones de despenalizar el 1-O, aunque el auto de Llarena dedica decenas de páginas a argumentar sin recato contra de los cambios del Código Penal, que equipara a... una "despenalización" del 1-O. Así se encargan de remarcarlo en portada ABC, El Mundo y La Razón, los diarios del Trío de la Bencina.

El caso de La Vanguardia es más flagrante que el de El País o el de El Periódico —el único que tiene el nervio de no abrir con el tema—, que también explican el caso con espíritu de salvavidas del gobierno español y de sus aliados. "¡Lo ve cómo sí se penaliza el 1-O!", vienen a decir. Todo para no tener que explicar que Llarena, a base de malabarismos jurídicos, fabrica toda una impugnación sin ambages de la reforma del Código Penal y una interpretación sui géneris de la misma reforma para atribuir a Puigdemont malversación agravada —desviar dinero público para lucrarse personalmente—, es decir, la versión con más castigo: 12 años de prisión. Malversación es el mismo delito por el que Alemania ofrecía extraditar a Puigdemont en 2018 y Llarena lo rechazó. Ahora resulta que sí lo acepta. En fin. En el editorial del director y en las informaciones de esta santa casa (esta, esta y esta), puedes comprobar tú mismo cómo el fondo del asunto no es la acusación que manufactura el auto sino los afanes doctrinales y persecutorios de su redactor.

Ara es quizás el diario que lleva un título más acabado, al destacar la pasión personal del magistrado Llarena contra Puigdemont. El Punt Avui es el más militante, con un "Llarena no tiene suficiente", que describe bien de qué va la cosa. Las portadas de ambos diarios condensan mejor que ningún otro el alcance de la decisión del magistrado, que interpreta el Código Penal dando gato por liebre, en contradicción con la misma letra de la ley para que encaje en sus manías y obsesiones particulares y/o con su doctrina ideológica. Entre los otros diarios, algunos se esconden bajo la toga del juez —no se esperaba otra cosa— o no osan ir al fondo, quizás porque este abuso en concreto ya les parece bien.

La Vanguardia
El País
El Periódico
Ara
El Punt Avui
El Mundo
ABC
La Razón